LUCES Y SOMBRAS

Limitación de mandatos

Cada vez que se aproxima un proceso electoral no es raro encontrar en la prensa comentarios de políticos y periodistas sobre los sistemas electorales existentes así como sobre las ventajas o inconvenientes que supone la reelección de los gobernantes. En esta ocasión, sin embargo, se echan de menos algunas reflexiones relacionadas con las listas abiertas y la importancia de una segunda vuelta electoral. Quizás se considere que estos temas carecen hoy de interés o bien que constituyen una ilusión irrealizable en un horizonte más o menos cercano y por tanto no se hacen acreedores de una mayor atención por parte de los observadores políticos.

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Aunque no se han prodigado, este año he tenido la oportunidad de leer y escuchar algunos comentarios sobre la bondad de los sistemas que regulan la limitación del mandato de los políticos. Lentamente se abre camino en algunos sectores de la opinión pública y en el pensamiento de ciertos analistas la necesidad de poner coto a la reelección de los representantes públicos por periodos determinados de tiempo. En apoyo de sus tesis aducen razones que en mi modesta opinión no son muy convincentes. De entrada debemos tener en cuenta que los países europeos con una largar tradición democrática no limitan las posibilidades de reelección de los cargos públicos. Por el contrario, los Estados más jóvenes, como los sudamericanos, establecen límites constitucionales a la reelección con la pretensión de evitar veleidades dictatoriales. Aún así no siempre lo consiguen .Recuérdese el caso de Fujimori.

Los partidarios de restringir el número de mandatos esgrimen diversas argumentaciones entre las que destacan las siguientes: se impiden los abusos que puede generar el ejercicio prolongado del poder, se dificultan los comportamientos corruptos, se obstaculiza la creación de una especie de sindicatos de intereses personales o prácticas clientelares para eternizarse en la poltrona, se facilita el rejuvenecimiento de los cargos, etc. etc. Es posible que así sea, pero no es menos cierto que la corrupción, los abusos de poder o el enriquecimiento injusto no desaparecen con la limitación de los mandatos, incluso se pueden acelerar. Por otro lado, si se quiere rejuvenecer el poder, la limitación habrá que entenderla en términos absolutos, es decir, quien ostente un cargo no podrá acceder a otro porque si no ese rejuvenecimiento es pura entelequia. La consecuencia de una renovación generalizada provocaría la ausencia de experiencia de gobierno, imprescindible en la vida pública, y además un impedimento para la programación de proyectos a largo plazo.

Lo verdaderamente necesario es contar con un sistema de control democrático y eficaz del poder y con una oposición que tenga garantizada el ejercicio de su actividad con entera libertad, que cuente al mismo tiempo con la información adecuada e imprescindible para desarrollar su labor con el máximo rendimiento. .Poder y oposición forman parte de un mismo sistema democrático y deben tener asegurados toda una serie de derechos que se ponen al servicio de los intereses generales de la comunidad.