PENSATIVO. Kostunica preside la última sesión celebrada por su Gobierno, el pasado jueves. / AP
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Kosovo logra derrotar a Kostunica

El primer ministro serbio se ve obligado a dimitir al perder el apoyo de sus socios de gobierno en su lucha contra la secesión de la antigua provincia

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Serbia vive una crisis perenne. Camina paralela a su historia. Y no consigue salir de ella ni sola, ni, como hasta los noventa, junto con las otras repúblicas yugoslavas. Le toca penar. «Hemos nacido para ello» dice uno de los millones de emigrantes que han tenido que buscar un horizonte fuera de su país. Y no le falta razón. A una desgracia le sigue otra.

La última la han bautizado con el nombre de Kosovo, la hasta el pasado 17 febrero provincia. La declaración unilateral de independencia, respaldada casi por unanimidad por la comunidad internacional, le cuesta disgusto tras disgusto al régimen de Belgrado. Hasta divide a los propios serbios entre los que piensan que mejor 'laissez faire-laissez passer' y mirar hacia un futuro en la Unión Europea, y los que opinan que hay que defender la tierra que siempre considerarán suya.

Entre estos últimos está el primer ministro, Kostunica, que ayer presentó su dimisión al comprobar que la unidad había abandonado a su coalición de gobierno. «Éste es el fin», anunció en una conferencia de prensa. Ha claudicado. Se ha visto superado por una crisis política que arrancó con la semana, ¿cómo no!, por Kosovo y las discrepancias sobre las relaciones con Bruselas.

La ruptura con sus socios liberales, cercanos al presidente de la república, Boris Tadic, se ha consumado por el intento de su Partido Democrático de frenar las negociaciones con la UE tras el reconocimiento de Kosovo. El giro hacia la derecha experimentado por el primer ministro no es comunitariamente aceptado y ello le ha llevado a alejarse de sus socios de DS, de Tadic, y G17, del ministro de Economía, Mladjan Dinkic, preocupados por la orientación antieuropea del hasta ayer jefe del Ejecutivo.

Negativa del Parlamento

Kostunica buscó el apoyo del Parlamento, pero allí son los liberales quienes tienen mayoría y se topó con la espalda de los diputados que ven cómo se ha ido escorando progresivamente hacia el nacionalismo y Rusia, casi único defensor mundial del viejo matrimonio entre Serbia y Kosovo.

Derrotado por la actual Cámara, el primer ministro busca otra donde corra mejor suerte. Por ello, de forma conjunta con su renuncia propuso la convocatoria de elecciones anticipadas y hasta aventuró una fecha, el 11 de mayo. Kostunica cree que de las urnas puede salir una nueva coalición de gobierno, tal vez con el Partido Radical y los socialistas de Slobodan Milosevic. Con ellos podría fortalecer su postura y frenar el caminar incuestionable hacia Europa que defiende sus actuales socios. El objetivo, siempre, preservar Kosovo.

Pero, mientras, la incertidumbre política afecta a la economía y hay datos que ya señalan que el interés inversor extranjero despertado en los últimos años comienza a refrenarse al tiempo que se produce un debilitamiento de la moneda. Además, a bolsa cayó cinco enteros al conocerse la rotura de la coalición de gobierno.

Kostunica negó que se oponga al ingreso de Serbia en la UE, pero dijo que lo importante es determinar «cómo, con Kosovo o sin Kosovo». «Los demás miembros de la coalición de gobierno han dejado de defender la unidad del país y un Gabinete sin política única no puede nunca funcionar», sostuvo.