La seguridad en defensa se paga con carencias creativas
Fleurquin regresa al once en una tarde en la que vuelve a brillar en la destrucción pero se atasca en la línea de creación
Actualizado: GuardarLas características de Ipurúa hacían previsible el regreso al once de Andrés Fleurquin. Sus centímetros se imponían a la creatividad de Parri y el charrúa lo confirmaba con sus once intervenciones aéreas. La batalla estaba en el centro del campo y en ese aspecto Fleurquin, como suele acostumbrar, no defraudó. Aunque hasta en cuatro ocasiones tuvo que refugiarse en sus faltas para imponer su ley en la medular, el medio centro cadista no tuvo problemas, con la ayuda de Bezares, para contener al doble pivote armero que ayer formaban Lombraña y Carmelo. A las cuatro infracciones anteriores hay que sumarle las dos que cometió dentro del área eibarresa cuando se sumó al ataque para cabecear varios saques de esquina.
Hasta ahí lo previsible. Es decir, un Fleurquin brillante en la destrucción -recuperó la nada desdeñable cifra de ocho balones rasos y otros tantos aéreos- pero mejorable en la organización.
Sin ser su peor partido en esta labor, Fleurquin intentó dar sentido a todo balón que le llegó pero sin la profundidad necesaria para sorprender a la defensa vasca. Fiel a su estilo conservador, el capitán amarillo se limitaba a entregar la pelota al compañero más cercano perdiendo cuatro entregas que pudieron ser más peligrosas sino llega a ser por la falta de acierto de los delanteros azulgrana.
Como era previsible, junto a Bezares estuvo más participativo a la hora de intentar sacar el balón jugado desapareciendo de esa mi-sión en los minutos del segundo tiempo donde tomaron mayor protagonismo Parri y Fran Cortés aunque tampoco éstos sin demasiado éxito.
En una de sus subidas al ataque al área del Eibar, incluso cedió con la cabeza a Enrique para el posterior remate del extremeño en lo que fue la mejor oportunidad de gol del conjunto entrenado por Antonio Calderón. Acabó el partido algo más retrasado tras los cambios ofensivos introducidos por el técnico cadista.