Anda que...
Piiii piiii piiii... «Bienvenido al Teléfono de la Reflexión, un servicio I+D+i (como no podía ser de otra manera) que le ayudará a desintoxicarse de la sobredosis de felicidad producida por las ideas, mensajes y propuestas de los candidatos. Como usted bien sabe, aunque quisiera, no puede votar a todos para no equivocarse, por lo que su sensación extrema de expectación ante tanto bienestar pasa mañana por la primera de las decepciones.
Actualizado: GuardarNo confíe en la suerte (alea iacta est a perder), fije pues su atención en la mejor oferta porque no se admiten cambios ni devoluciones. Para ello reflexione con todas sus fuerzas, con corazón y cabeza, y para que no le cambien el juego dígase, yo voy a reflexionar... Si ya se lo ha dicho (y tiene la impresión de haber hecho el canelo, es muy buen síntoma), permanezca atento: Para escuchar la promesa de creación de más miles de puestos de trabajo (malo sería que alguno no se ajuste a su perfil), pulse 1; para contrastar las diferentes opciones en vivienda de protección oficial entre las ofrecidas y poder desechar las menos interesantes, pulse 2 (...bla bla bla); para interpretar cómo los mismos datos sufren tantas variaciones por la acidez del papel, pulse 33; para saber qué es de la vida de la niña de don Mariano que va de los Apeninos a los Andes danzando sin complejos a los sones de María Ostiz, pulse 34; para enarcar con sus dedos la ceja como Sabina, suelte el teléfono, vaya a ser que se lo meta por un ojo; para provocarse nostalgia y llorar amargamente, pulse la niña (del ojo); para conocer el proyecto definitivo del Puente del tranvía, púlsese el otro ojo...
Ha pulsado usted: Al tuntún. Lo sentimos, todos nuestros operadores están ocupados. Esperamos haberle ayudado a reflexionar, marque pasado unos minutos o llame al Teléfono de la Esperanza» (anda que...).