Miles de personas arropan a la familia de Isaías Carrasco en el funeral

La familia de Isaías Carrasco, la última víctima de ETA, ha estado respaldada por miles de personas en el funeral por el ex concejal socialista que ha oficiado en Mondragón el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte. Miembros de los Gobierno central y vasco y representantes de todos los partidos democráticos han asistido en a la misa sólo unas horas después de que se concentraran en silencio frente al Ayuntamiento para condenar el atentado etarra. En esa protesta, la hija del ex concejal socialista ha declarado que la mejor forma de solidarizarse con el dolor de la familia es acudir mañana a votar masivamente para decir a los etarras que "no daremos un paso a trás".

La viuda y las hijas del fallecido, junto a numerosos familiares y amigos de Isaías Carrasco han abarrotado tarde la iglesia San Juan Bautista de Mondragón en la que pasadas las 17:00 horas ha comenzado el funeral. Antes, entre aplausos, puños en alto y algún asistente entonando 'La Internacional', el feretro ha sido sacado a hombros del Ayuntamiento de Mondragón por miembros de la Ejecutiva del PSE como Patxi López y Miguel Buen. La pancarta que ayer colgaba de la fachada del Consistorio para pedir el acercamiento de los presos de ETA había sido sustituida hoy por otra en la que se leía "Todos somos Isaías".

La capilla ardiente se había cerrado a las cuatro de la tarde al público y durante una hora han permanecido en su interior los familiares de Carrasco para despedirse en la intimidad del ex edil socialista. A las 17.00 horas ha salido la comitiva fúnebre encabezada por las más de 50 coronas que han llegado hasta el velatorio. En el momento de la entrada en la Iglesia San Juan Bautista donde se ha celebrado el funeral, bajo una lluvia fina, han sido los familiares los que han portado el feretro.

Máxima representación institucional y política

El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, ha oficiado la ceremonia, en la que ha reclamado la desaparición definitiva de ETA. En la homilía, seguida desde la calle por miles de personas que no pudieron acceder a la iglesia por falta de espacio, el prelado ha sintetizado en tres palabras su mensaje en tres palabras: solidaridad, libertad y esperanza. Un mensaje, apuntaba, para todos los presentes, "sea cual fuere nuestra posición ante la fe cristiana".

El obispo ha invocado la libertad de espíritu que "nos está reclamando el coraje para ejercerla en este momento político decisorio, sin que ninguna coacción que pretenda amedrentarnos o doblegarnos encuentre el eco más mínimo en nuestra voluntad". Una cerrada ovación ha puesto fin a la ceremonia, a la quehan acudido numerosos representantes institucionales como la vicepresidenta Fernández de la Vega, el presidente del Senado, Javier Rojo; el lehendakari, Juan José Ibarretxe; el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla; y los presidentes de Cantabria, Asturias y Andalucía, Miguel Ángel Revilla, Vicente Álvarez Areces y Manuel Chaves, respectivamente.

También han querido estar presentes dirigentes de todos los partidos democráticos, entre ellos, el secretario de Organización del PSOE, José Blanco; el secretario general del PSE, Jesús Eguiguren; el portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana; el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares; el presidente del PNV, Iñigo Urkullu; el presidente de EA, Unai Ziarreta, y el secretario general de UGT-Euskadi, Dámaso Casado.

La mayoría de los asistentes al funeral habían participado a mediodía en los cinco minutos de silencio a las puertas del Ayuntamiento de Mondragón, en cuyo salón de plenos se instaló anoche la capilla ardiente del ex concejal socialista. Al término de la concentración, la hija mayor de Elías Carrasco, Sandra, ha denunciado a la cobardía de los etarras y ha explicado que la mejor muestra de solidaridad con la familia es el voto masivo en las elecciones de mañana para decir a ETA que "no vamos a dar un paso atrás".

Tras el funeral de cuerpo presente, el féretro ha sido trasladado al tanatorio de Mondragón para su incineración en una ceremonia familiar.