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Un atentado que pone punto final a la legislatura del diálogo con ETA
Se trata de la primera víctima de ETA que cae en una emboscada en en cinco años
Actualizado: GuardarLa legislatura comenzó sobre los restos aún calientes de los atentado del 11 de marzo y va a terminar con el cadáver de Isaías Carrasco Miguel velado en Mondragón. Es el macabro punto final a cuatro años marcados por el diálogo del Gobierno con ETA, unas conversaciones que los socialistas, con el aliento nacionalista, defendieron a capa y espada, pero que para el PP no fueron más que estulticia política. Esta divergencia se mantuvo, y agudizó, en la campaña electoral, cerrada ayer por defunción.
ETA ha pasado la página, ha dejado sin sentido la polémica sobre el diálogo tanto en un lado como en otro. Los posibilistas dentro de la organización terrorista, si ya estaban derrotados, ahora se han visto condenados al limbo más absoluto. En el terreno de los demócratas, la discusión en torno al proceso de paz se ha tornado ahora irrelevante.
El enfrentamiento por el diálogo con ETA ha consumido buena parte de las energías políticas de PSOE y PP a lo largo de la legislatura. Ha motivado decenas de preguntas parlamentarias e interpelaciones en el Congreso del partido opositor a miembros del Ejecutivo, y se convocaron hasta siete manifestaciones, todas secundadas por los populares, para exigir la rectificación de la política antiterrorista.El final de los contactos y la ruptura de la tregua no acabó con la controversia.
El ex concejal se ha convertido en la primera víctima buscada de los terroristas. Cierto es que ETA voló el 30 de diciembre de 2006 el aparcamiento de la T-4 de Barajas, donde murieron los ecuatorianos Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, pero no eran el objetivo.
Premeditado
Cierto es que ETA mató el 1 de diciembre pasado en la localidad francesa de Capbreton a los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, pero no fue una emboscada ni una acción premeditada. El asesinato de Isaías Carrasco, en cambio, fue buscado, premeditado y a traición.
Que la organización terrorista iba a intentar matar antes de las elecciones era cosa sabida. Que la militancia socialista estaba en el punto de mira ya lo había anunciado ETA en un comunicado al diario Gara. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y las fuerzas de Seguridad repitieron el aviso por activa y pasiva. Pero la cercanía de los comicios, los golpes policiales recibidos por ETA y su aparente debilidad hicieron aflorar el espejismo de que, al final, no iba a pasar nada.