EXULTANTE. Mariano Rajoy salta rodeado de un grupo de seguidoras en un mitin en Valencia. / AP
ESPAÑA

Rajoy afirma que a España le conviene que gane el PP

Considera que hay «un empate a cero» entre su partido y el PSOE El líder declara que ésta ha sido la mejor campaña de los populares

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La plaza fue una fiesta. En la noche valenciana clamaban los altavoces con el himno de la Comunitat, rayos láser proyectaban caprichosas figuras de colores sobre el público, los cañones del foso vomitaban papelillos azules, las banderitas de la militancia se agitaban furiosas, mientras los fuegos artificiales dibujaban en el cielo las siglas del PP y el lema de la campaña.

El ambiente fallero inundaba de un familiar olor a pólvora el recinto taurino y sus aledaños atestados de gente cuando lenguas de fuegos ascendían como una corona para poner el broche de oro al acto político más vistoso de la campaña del PP. Así fue como Mariano Rajoy y la cúpula de su partido en Valencia celebró, por anticipado, de la deseada victoria electoral. «Trabajamos para que la gente sea feliz», les había dicho el candidato antes de concluir su intervención en la que proclamó la oportunidad de su éxito. «Le conviene a España que yo gane las elecciones», afirmó.

El PP que dirige Francisco Camps quiso hacer una exhibición de poderío y una demostración de fuerza que sólo puede recordar al emblemático mitin del Mestalla en 1996. El síndrome del Mestalla está en la memoria de los populares porque están convencidos de que tal movilización de masas en un acto político movilizó a la izquierda e impidió una mayoría más holgada. El candidato optó por humanizar su mensaje y empleó un formato novedoso para su discurso, que improvisó, micrófono en mano, rodeado de un grupo de chicas a las que dejó intervenir en varias ocasiones.

Optimista pero todavía con los pies en la tierra, el candidato popular se mostró cauto ante los periodistas de la caravana electoral minutos antes de recibir el baño de multitudes. Se declaró «contento» con la marcha de la campaña electoral -«la mejor que hemos hecho en la vida»- pero reconoció que, a pocas horas de que se abran las urnas, no hay un claro ganador de las elecciones.

«Estamos en empate a cero», resumió con su habitual costumbre de simplificar la realidad en resultados deportivos, aunque confía en que la campaña haya logrado cambiar el voto de un porcentaje superior al 2% de los que van a participar en los comicios el domingo.

«Economía, economía y economía» es su manía casi obsesiva en este final de campaña y se apoya en los estudios demoscópicos para hacerlo porque asegura que sus gurús electorales han visto claro que hay una amplia mayoría potencial de votantes porque precisamente esa es la cantidad de españoles que piensan que están peor que hace cuatro años. A esos ciudadanos que tienen problemas para llenar la nevera y pagar la hipoteca se dirige en cada mitin, como hizo en Valencia.

El aspirante popular a La Moncloa piensa que ganará las elecciones quien sea capaz de ofrecer la «confianza» y «credibilidad» necesarias para afrontar la actual coyuntura económica. En Valencia, donde su partido ha vivido una profunda división que se saldó con el traslado a la lista de Madrid del ex presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, se quejó de la dureza de la travesía del desierto que ha soportado durante los cuatro años de oposición. En ausencia de Zaplana, que no asistió al mitin, Rajoy llegó a la emoción cuando agradeció la ayuda que le prestó Camps en momentos difíciles.