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Reclaman al SAS una indemnización de 200.000 euros por una supuesta negligencia

Una familia de Chiclana asegura que los facultativos amputaron una pierna tras un presunto error de diagnóstico

SILVIA TUBIO
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Jacinto Leal acaba de cumplir 65 años, pero su cumpleaños ha llegado en un mal momento. El pasado 29 de enero le amputaron parte de su pierna izquierda -desde la rodilla hasta el pie-, lo que le ha condenado a vivir en una silla de ruedas. Pero esta drástica intervención fue inesperada para el paciente, ya que sólo doce días antes le diagnosticaron una artrosis en esa extremidad y le enviaron a casa con un vendaje comprensor. Así hace constar en la reclamación administrativa que su abogado acaba de cursar, mediante la cual le reclama al SAS y a la compañía aseguradora Zurich una indemnización de 201.605 euros en concepto de daños por un supuesto error de diagnóstico.

Su historia comienza el pasado 17 de enero, según relata una hermana del afectado, Josefa Leal. Ese día Jacinto acudió al centro de salud de La Longuera, en Chiclana, aquejado de un fuerte dolor en el pie izquierdo. «No podía ni levantarse de la cama. En el ambulatorio le derivaron al hospital de Puerto Real». El enfermo entró por urgencias y ya allí le realizaron una radiografía de la rodilla. El facultativo que le atendió, al recibir el resultado de las pruebas, informó a Jacinto que padecía de artrosis, le recomendó reposo, le vendó la pierna «desde el muslo hasta la pantorrilla y lo remitió al médico de cabecera diez días después», añade el letrado de esta familia chiclanera, José Luis Ortiz. Pero Jacinto no pudo esperar a que transcurriera ese plazo, a los nueve días de llevar puesto el vendaje, acudió de nuevo al hospital porque el pie «estaba amoratado y muy frío», prosigue Josefa Leal.

Desde Puerto Real fue derivado al servicio de cirugía vascular y angiología del hospital Puerta del Mar, donde le dieron a Jacinto el diagnóstico definitivo, presentaba un problema circulatorio, pero gran parte de los tejidos de su pierna tenían una necrosis que obligaba a amputar. Dos días después, la familia del enfermo daba su consentimiento y era intervenido quirúrgicamente.

Contraproducente

La defensa jurídica del paciente sostiene que el error de diagnóstico, al considerar el primer facultativo que tenía una artrosis en lugar de una afección circulatoria y el consiguiente vendaje, «aceleró el problema vascular. Si hay dificultades en el riego sanguíneo, la opresión de la venda contribuyó a empeorar esa situación», dice el letrado Ortiz. Ése es el argumento de base que consta en la reclamación administrativa, que el afectado y sus familiares esperan que sea resuelta por el SAS sin necesidad de acudir a un pleito en los juzgados de lo Contencioso-Administrativo. A esta vía recurrirá el afectado si no hay resolución favorable o se produce un silencio administrativo.

Este periódico se puso en contacto con el SAS para conocer si se había iniciado algún expediente relativo a este caso. Una portavoz explicó que el servicio encargado del estudio de estas reclamaciones aún no tenía la reclamación. «Cuando se reciba, el SAS recaba toda la información sobre la asistencia a ese paciente, a quien se le detalla con posterioridad cuál es el resultado de ese trabajo».

Mientras se resuelve su batalla legal, Jacinto Leal trata de acostumbrarse a su nueva vida. Es soltero y el mayor de nueve hermanos. Vive con uno de ellos, a quien le preocupa su estado de ánimo. «No tiene ganas de hacer nada. Está triste y sin fuerzas. Ha sido un palo muy duro porque siempre ha sido un hombre vital. Por desgracia nada podemos hacer para que recupere su pierna, pero si esta reclamación sirve para que no le pase a nadie más, al menos algo habremos conseguido», dice Francisca Leal.