La Glorieta | Ser una mala persona
Ser una buena persona en la actualidad es complicado. Son muchas las tentaciones que pueden llegar a convertirnos en tiranos. La línea es fina, tanto como la cuerda de un funámbulo, pero es importante hacer equilibrios para no caerse. Últimamente, las noticias hacen pensar que el grueso de malos individuos supera al de los buenos.
Actualizado: GuardarNo hay más que abrir un periódico para comprobar que el número de mujeres asesinadas por sus maridos, novios, parejas de hecho o compañeros de piso está aumentando sin control. Son listos estos mamones. Ya no sólo pegan palizas, las encierran en sus casas, las prohíben hablar con sus amigas y familia, las dejan sin dinero, sin ropa, no pueden ponerse guapas, tienen que ir sucias y sin mirar a la cara al resto del mundo... Ahora las matan, acuchillan, estrangulan, las tiran por la ventana, las encierran, rocían con gasolina y las prenden fuego. Ayer vi la cara de uno de estos. Su hija declaraba tras una mampara que había visto a su padre reirse al ver cómo ella y su madre escapaban de las llamas sabiendo que su abuela había muerto envuelta en ellas. No puedo dejar de reseñar el caso de la mujer asesinada mientras hablaba con una amiga en un comercio de El Puerto. Con toda la sangre fría del mundo el hombre llegó como quien no quiere la cosa, la apuñaló en múltiples ocasiones y se fue.
Pero no sólo existe este tipo de malas personas. También los hay que no matan, pero amargan y retiran derechos, explotan a sus trabajadores, faltan al respeto a su madre, insultan a su compañero de clase por ser inteligente, escupen a los señores mayores, miran con desprecio, piensan mal de ti, juegan a la mentira y la traición, se creen poderosos y dejan de ser humanos y los hay, que llevan un atuendo y unos aires que aportan confianza, pero tras los que se esconde el mismísimo demonio.
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