A PALO SECO

Trío de Reyes

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Nueva sesión de toque y cante. Cita en el Palacio de Villavicencio, para recoger el aire sonantero del algecireño José Manuel León y el cante del gaditano David Palomar. El primero de estos presentó su nuevo disco a través de toques que suponen entrega y aire fresco para la guitarra contemporánea. Mismo motivo de visita para el segundo, que prevista tiene la salida al mercado de su ópera prima para el próximo mes de mayo.

El camino de las nuevas fronteras del flamenco no siempre se aleja de la tradición, y si esto sucede es porque el respeto de las generaciones venideras por el arte flamenco pasa por no desvirtuar el argumento que durante años ha sido la base jonda.

León ofreció un recital sencillo, íntimo, con frescura en cada nota. Granaínas, soleá, alegrías y bulerías fueron las composiciones elegidas de Sirimusa, su primer trabajo discográfico. Con artimañas de calidad trotó por el diapasón con clase y sinceridad, demostrando madera y manera.

Sin abusar de las diferentes técnicas guitarrísticas imprimió esplendosidad y desarrollo armónico coherente en cada elección.

Por otro lado el flamante ganador de los premios Manolo Caracol y Camarón en la última edición del Concurso Nacional de Córdoba sentenció con su voz en los cantes en los que entregó hasta su alma.

La guitarra de Rafael Rodríguez sonó con la intención necesaria para dejar espacios al gaditano y aportar la magia del toque de Morón actualizado y personalizado. El abanico de cantes del recital se basó en un arriesgado comienzo desde el arco de entrada, recitando romances y pregón de Macande. Quien le aconsejara hacer esto, dio con la llave del éxito, pues a predisposición del público se abrió sobremanera. Hasta ahora, y en lo que va de festival, ninguna sesión llevada a cabo en el Palacio había congregado tanta afición. LLeno hasta el mástil de la bandera, David en un comienzo de seguiriyas arrancó los primeros olés que no cesaron a lo largo del motivo. De la tierra, de su barrio salieron las alegrías más castizas del gaditano, que fueron el entremés de regusto que cedió protagonismo a la soleá. Hasta tres cantes de tan personal estilo se colaron en la voz de Palomar, cabello de ángel.

Homenaje a Gaspar de Utrera y José Millán por su recientes desapariciones en la traca final por bulerías de Cádiz. Complicidad derrochadora de un Rafael magnífico en su acompañamiento y del del barrio de la Viña que se contagió al público, que no cesó en jaleos y ovaciones.