TRIBUNA

Campañas electorales

En el PP estamos muy orgullosos de nuestro programa electoral y a eso nos dedicamos los candidatos porque estamos convencidos de que con nuestras propuestas vamos a resolver los problemas no resueltos por los socialistas en estos cuatro últimos años. Desde Rajoy hasta el último candidato llevamos toda la campaña y precampaña, día a día, exponiendo nuestras soluciones bajo el lema de las «Ideas claras para resolver la economía, seguridad, justicia, empleo, educación, infraestructuras, etc». No hemos insultado ni descalificado a nadie aunque sí hemos sido críticos con la gestión socialista porque consideramos que no han administrado bien la buena herencia que recibieron del gobierno del PP en 2004. Ningún insulto, primero por educación y segundo porque lo que realmente nos interesa a los candidatos del PP es recordar a los ciudadanos que nosotros si fuimos capaces de solucionar la mala herencia recibida de Felipe González (paro, corrupción, Gal, Vera, Barrionuevo, Roldán, fondos reservados, Filesa, Matesa, BOE, Banco de España, etc.) y decir con orgullo y voz alta que en sólo 8 años dimos la vuelta a la situación española creando cinco millones de empleos, entrando en el euro, bajando la inflación, los impuestos y las hipotecas, convirtiendo a España en la octava potencia mundial con un peso en Europa de primer nivel que nos permitió salir airosos de las negociaciones de las OCM tan importantes para la agricultura, la ganadería y la pesca y pusimos en marcha todos los proyectos de carreteras y alta velocidad que hoy se están concluyendo.

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También hemos sido críticos con la utilización electoral que Zapatero ha hecho de la banda terrorista ETA, con sus cambios de actitud sacando de la cárcel a De Juana, llamando hombre de paz a Otegui, legalizando las listas electorales de ANV en las localidades donde podrían ganar y negando que estuvieran negociando cuando creían que la banda iba a deponer las armas, al considerar que sería para ellos una gran baza electoral. Cuando con el atentado de la T4, ETA cerró las puertas a la negociación, no tuvieron ningún rubor -porque ya no les servían- en devolver a la cárcel a De Juana y a Otegui e iniciar la ilegalización de ANV, en clara demostración de que ambas actuaciones contrapuestas habían sido sólo y exclusivamente motivadas por interés electoral. De esta actuación recordamos con estupefacción cómo nos han mentido aquellos que decían que no nos merecemos un gobierno que mienta. Nunca me olvidaré de la frase ceremoniosa y contundente de Rubalcaba «el proceso de paz está roto, liquidado y acabado»; ni de Zapatero negando la negociación y mintiendo con la solemnidad que le caracteriza para después confesarlo; ni del falso espíritu, pretendidamente etéreo y puro, de la vicepresidenta De la Vega confirmando que no había contactos con la banda terrorista. Hay que reconocerles a los socialistas que la contundencia con que negaban las negociaciones hizo pensar a mucha gente que eso eran intoxicaciones falsas del PP. Pero el propio Zapatero lo ha confesado y confirmado dejando en evidencia su descrédito y agregando una nueva mentira para justificar la anterior al decir que lo hizo atendiendo las peticiones de organismos internacionales, cuando se ha sabido que esa intermediación fue solicitada por el propio Rubalcaba. Si los autores de esta traición y mentira a todos los españoles hubieran sido del PP, nos hubieran echado encima a toda la sociedad y propiciado un vuelco electoral semejante al que les llevó al poder en 2004. Pero parece que solo se lamentan de que les ha salido mal sin tener conciencia de la gravedad de su actuación y del riesgo de poner el estado de derecho a disposición del interés electoral de los socialistas.

A estas alturas de la campaña nos preguntamos cuáles son las propuestas que hace el PSOE en su programa electoral, porque salvo aquello, sacado de la manga en debates en los que no correspondía del cheque bebé y los 400 euros, dichos sin especificar a quien, cuando, ni como, aun estamos esperando a conocer por boca de Zapatero y de los candidatos socialistas los compromisos y soluciones incluidos. Las expectativas que crearon con la contratación de los famosos y carísimos sabios que iban a asesorarles para hacer un programa estrella se ha quedado, como casi todo lo que hacen los socialistas, en mera propaganda y marketing electoral. Ahora Zapatero se dedica a pedir el voto de los radicales buscando su movilización con la estrategia confesada a Gabilondo de la tensión y dramatización. Mientras los del PP buscamos el voto de los ciudadanos que se dan cuenta que vivimos peor, que cuesta llegar a fin de mes, que suben el gas, la electricidad y los artículos de primera necesidad más que los salarios, que ven como nos amenaza el paro mientras desde el gobierno se dice que no hay crisis, que la economía va bien y que todo es el catastrofismo del PP que no ha asumido aun que han perdido las elecciones. Los socialistas no son conscientes de que han pasado los cuatro años de legislatura y no han atendido las necesidades básicas de los ciudadanos ocupados con otros problemas lejanos como la alianza de civilizaciones o la memoria histórica y que no han sabido tomar medidas para mantener la buenísima herencia económica que les dejamos los populares. Es muy clarificador y decepcionante que todavía las grandes bazas electorales de Zapatero sean la guerra de Irak, el Prestige y la crítica a lo último que salga en la campaña y no propuestas concretas a los ciudadanos. En limpieza de campaña, en explicación de programa y en gestión de gobierno ganamos por goleada por lo que confiamos en que los votantes sabrán elegir el próximo domingo al gobierno que pueda devolverles la calidad de vida que tenían hace cuatro años.