Lecciones de Gaza
Victoria militar israelí por 107 a 3: 107 palestinos han muerto en Gaza desde el miércoles y 3 son las bajas israelíes, un civil y un par de soldados. Los israelíes se retiraron ayer por la mañana, un poco por sorpresa. La proporción es algo mayor que la ordinaria: desde que estalló la segunda Intifada han muerto unas 6.000 personas, pero un millar de ellas, en números redondos, eran israelíes, lo que daría un cinco a uno, la media habitual de la siniestra contabilidad.
Actualizado: GuardarEsta vez se trataba de un escarmiento sin precedentes porque se intentaba, al mismo tiempo, terminar con los lanzamientos de cohetes caseros Kassam y, como reconoció el ministro de Defensa Ehud Barak, de acabar con Hamas (otra versión lo dejaba en debilitar a los islamistas). Por eso se recurrió a aviación y blindados. La retirada de ayer mañana, sin embargo, permite hacer algunas consideraciones, especulativas, pero que comparten muchos medios: Washington habría pedido el fin de la matanza teniéndola por perjudicial para el sedicente proceso de paz y, sobre todo, porque hoy martes llega Condoleezza Rice, secretaria de Estado, artesana con Bush de la Conferencia de Annapolis que, presuntamente, debe promover un acuerdo global de paz entre las partes para final de año. Ha habido una cierta sorpresa porque el ejército había acumulado en la frontera más material y estaba listo para continuar cuando el poder político dio la orden de parar, al menos de momento. El jefe de Estado Mayor, general Ashkenazi, dijo sin inmutarse que de cada cien muertos noventa eran activistas y su jefe, el ministro Barak, anunció que un comité de juristas está sopesando si es legal el uso de la artillería contra áreas habitadas.
Así pues, más de lo mismo: un triunfo táctico basado en una superioridad abrumadora (Hamas no tiene equipo antiaéreo ni anti-tanques) que ha provocado críticas en áreas poco hostiles a Israel, como Turquía, la UE o la persona del secretario general de la ONU por el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza. La pérdida de credibilidad moral de Israel preocupa a su gobierno que, en cambio, no parece dar mucha importancia al anuncio del presidente palestino Mahmud Abbas de que se interrumpía la negociación política. Abbas la reanudará pronto: tal vez mañana mismo si lo pide quien puede, es decir Condoleezza Rice.