Rajoy se emplea a fondo contra Zapatero
El líder del PP se lanzó al ataque en el segundo debate para intentar dar la vuelta a los pronósticos que le señalan como perdedor de las elecciones
Actualizado:Mariano Rajoy se revolvió contra las encuestas y se empleó a fondo en el segundo y definitivo cara a cara con José Luis Rodríguez Zapatero de esta campaña electoral. Consciente de que podía estar ante su última oportunidad de ganar las elecciones generales del próximo domingo y favorecido en esta ocasión por el reparto de turnos, que le concedía la última palabra, el candidato del Partido Popular se lanzó al ataque frente a su adversario socialista, que también intentó mostrarse más agresivo que en el debate anterior, un papel en el que pareció encontrarse menos cómodo. El líder socialista cortó en numerosas ocasiones a su interlocutor, quien, también optó por hacerlo conforme avanzaba la pugna ante las cámaras de televisión.
Zapatero abrió los turnos y aprovechó la inercia que le daba la iniciativa para intentar presentarse como un candidato cargado de propuestas frente a la política del PP, al que volvió a dibujar como un partido desleal que ha invertido los cuatro últimos años en sembrar dudas y hacer catastrofismo porque «no supo digerir su derrota electoral» en 2004. Rajoy, por su parte, se mostró repetitivo en sus argumentos sobre política económica y se movió con más comodidad en asuntos relacionados con la política territorial. Por segunda semana consecutiva, el candidato de la derecha no consiguió que Zapatero se pronunciara en el debate sobre la consulta ciudadana que el lehendakari Ibarretxe quiere convocar para el 25 de octubre, una iniciativa que Rajoy volvió a calificar de «referéndum de autodeterminación».
El presidente del Partido Popular tampoco obtuvo ninguna respuesta del líder socialista cuando se comprometió a presentar, si gana las elecciones, un proyecto de ley que garantice la enseñanza en castellano en toda España y le preguntó su la norma tendría el respaldo del PSOE. Zapatero no contestó porque no lo consideró necesario, dado que entiende que ese derecho ya está plenamente asegurado en la actualidad.
Tras las dudas que generó en el cara a cara anterior el cruce de datos entre ambos candidatos, que en muchos casos tacharon de falsa la documentación aportada por el rival, el presidente del Gobierno pretendió dar un golpe de efecto al presentarse en el Palacio de Congresos Juan Carlos I, sede del segundo asalto, con un «libro blanco» en el que dijo haber incluido todos las cifras que iba a manejar en el debate. De esta manera quiso demostrar que no iba a faltar a la verdad en ningún momento. Esta base documental estará desde hoy mismo colgada en Internet.
De nada sirvió. Muy pronto, Zapatero y Rajoy volvieron a acusarse de mentir. Fue cuando salió a colación la primera pregunta que el líder de la oposición trasladó en el Congreso de los Diputados al presidente del Gobierno socialista después de que éste se impusiera en las elecciones de 2004. El líder del PP sostuvo que la cuestión era de índole económica y el secretario general del PSOE lo negó. Posteriormente, ambos leyeron el contenido de la pregunta, extraído del Diario de Sesiones de la Cámara. De un modo un otro, los dos tenían razón. En su formulación inicial, la pegunta no era de contenido estrictamente económico, pero Rajoy sí se refirió minutos después a cuestiones como el IVA en su contrarréplica al presidente del Gobierno.
Inmigración
La inmigración volvió a marcar, junto a la política antiterrorista y la política autonómica, uno de los puntos calientes del debate. José Luis Rodríguez Zapatero no sólo desmintió que el Gobierno del PSOE no haya hecho «nada» en esta materia, tal y como sostiene el PP, sino que recalcó que toda la política del Gabinete socialista ha sido «pactada con los empresarios y los sindicatos». El jefe del Ejecutivo abanderó así el diálogo frente al proyecto de Rajoy, «de ordeno y mando».
El líder del PP reiteró que el PSOE «ha dado más de 2,2 millones de permisos de residencia» con su política «desordenada». En un momento dado, aseguró que «lo inmigrantes tienen derechos, pero los españoles también». En este sentido, subrayó que «algunos españoles se pueden ver perjudicados» ante la «avalancha» de ciudadanos extranjeros en el acceso a plazas escolares o becas de comedor, entre otras
En política antiterrorista, el presidente del PP insistió en que el Gobierno ha «mentido a los españoles», ha « devuelto a «ETA-Batasuna a las instituciones» y «negociado políticamente» con la organización terrorista. Sin embargo, Zapatero le replicó que ETA rompió la tregua, precisamente, «porque les dijimos que no a la política». El debate derivó hacia la guerra de Irak, apoyada por el Gobierno de Aznar, y los atentados del 11-M. Zapatero fue en este último asunto más contundente que nunca: «Usted llegó a defender las conexiones entre Al Qaeda y ETA», le recordó al dirigente opositor, al tiempo que le instó a «pedir perdón a los españoles».
Rajoy respondió que fue el Gobierno del PP «el que detuvo» a los autores de la masacre en los trenes de cercanías de Madrid. Sobre la guerra de Irak, acusó a Zapatero de retirar las tropas «para quedar bien» y le echó en cara que apoyara posteriormente una resolución de Naciones Unidas en la que, dijo, se pedía apoyo militar a la fuerza multinacional allí desplazada. «¿Cumplir la palabra dada es quedar bien?. Usted sigue apoyando la guerra ilegal de Irak y no sé quién le ha podido aconsejar que utilice este argumento», señaló el secretario general del PSOE.
Cartel en castellano
Al abordar la cuestión autonómica, el presidente del PP mostró la multa impuesta a un comerciante catalán por tener un letrero escrito únicamente en castellano en su establecimiento. «Esto no pasa en ningún otro país del mundo», afirmó. Zapatero, en cambio, afirmó que la política lingüística no ha sufrido cambio alguno en los últimos 20 años, por lo que, añadió, ahora es exactamente la misma que durante los ocho años en los que el PP cogobernó la Generalitat. «Claro, que entonces ustedes hablaban catalán en la intimidad», ironizó.
En las despedidas, el líder socialista se comprometió a «terminar con todas las discriminaciones, empezando por las que sufren las mujeres», por apoyar «a los más débiles», y por trabajar por la paz, por una España unida y europeísta. Rajoy prometió ofrecer «a la oposición un pacto sobre terrorismo y otro en política exterior» y acabó con otra referencia a esa «niña» cuyo futuro tanto le «preocupa», «esa niña que mueve mi sentimiento y mi corazón».