Ciudadanos en tierra de nadie
En la vieja carretera de El Calvario aún residen 25 familias que esperan conocer su futuro, además de tres negocios que han perdido más de 60% de sus beneficios
Actualizado: GuardarDicen que la incertidumbre suele derivarse de la falta de información que rodea a las personas, y en la vieja carretera de El Calvario saben mucho de ello. Llevan ya más de dos años esperando a que desde el Ayuntamiento se pongan en contacto con los más de 25 vecinos que aún residen en la zona. Y es que ellos son conscientes que la cuenta atrás para que abandonen sus viviendas es algo difícil de parar. Desde que comenzaron las obras para la construcción de Área Sur «la situación ha empeorado de forma notable» para estos jerezanos que viven en tierra de nadie.
«Somos un problema para el Ayuntamiento, a pesar de que pagamos la contribución como cualquier ciudadano. La mayoría de estas viviendas no poseen papeles porque se encuentran ubicadas sobre una cañada que dudamos mucho que esté en proceso de desafectación», explica David Cabrera, uno de los propietarios de Galería Cabrera S. L.
Su familia lleva más de 50 años afincada en la zona por motivos de trabajo. Ellos han sido testigos del deterioro de la vieja carretera, algo que «nos ha ocasionado numerosos problemas. Hemos pasado mucho. Las obras de la rotonda que dan entrada a Área Sur desde la antigua Nacional IV (junto al Hospital) provocaron que durante todo un año nuestros clientes tuvieran serias dificultades para poder acceder a la empresa», asegura. De hecho, esto se ha traducido en pérdidas de hasta el 60% de sus beneficios.
«Nos han aislado. Nos han metido en una especie de boquete donde ni siquiera tenemos farolas», subraya otro de los afectados. Han presentado varias alegaciones al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), principalmente sobre mejoras en los accesos a esta vieja vía, aunque «mucho nos tememos que es para nada». Otra de estas alegaciones se centra en la recalificación de buena parte del terreno para uso terciario, ya que «no comprendemos cómo se nos ha negado a todos mientras que sí se ha aceptado esta recalificación a una zona concreta donde parece claro que hay otros tipos de intereses», apostilla David con cierta indignación.
Junto al él, Jesús del Toro escucha con notable atención. Es el inquilino de la Venta Lidia, ubicada en esta carretera desde hace años. Sus pérdidas han ascendido «al 70%» desde que acabaron las obras de Área Sur y su caso refleja a la perfección la otra cara de la moneda de un proyecto que pretende cambiar la ciudad. Insiste en que «no es justo lo que nos está pasando» y, como David Cabrera, no comprende «como nadie viene a decirnos nada. Nos tememos que va a haber una expropiación y lo que más fuerte nos parece es que acaben con nuestros negocios y con las viviendas para poner una zona verde». De hecho, eso es precisamente lo que contempla el nuevo Plan General.
«Cuando comenzaron los movimientos de tierra, muchos pensamos que eso nos iba a beneficiar. El proyecto inicial contemplaba que esta carretera se repararía y que habría acceso directo a ella. De hecho, mi intención era abrir por la parte de detrás (que da directamente al centro comercial) una terraza y ampliar el negocio, ahora no puedo hacer nada. La carretera la han construido por encima de las viviendas», se lamenta Jesús.
Ambos reconocen que las mayoría de las casas que existen en la cañada «están en muy mal estado» y que en los últimos meses «muchos han oído campanas, y hay viviendas que estaban vacías que vuelven a ser ocupadas para poder beneficiarse de la expropiación». No obstante, recalcan que «el Ayuntamiento, en lugar de echar a los vecinos que habitan aquí desde hace décadas y asfixiar a los comercios existentes, podría plantear alternativas». Asimismo, el agravio comparativo de estos empresarios con otro ubicados en zonas como Madre de Dios hace que éstos se muestren notablemente molestos: «Jerez tiene altos índices de desempleo. Las obras de la plaza de la Estación han provocado pérdidas a los negocios de esa zona y el Ayuntamiento les ha asegurado que los compensará. ¿Qué pasa con nosotros?».
Una situación que está poniendo al límite a muchas familias para las que el nuevo PGOU, Área Sur e Ikea se están trasformando en una auténtica pesadilla.
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