John McCain tropieza con los católicos en la recta final de su nominación
El apoyo de un telepredicador evangélico radical enfrenta al republicano con la confesión de John F. Kennedy
Actualizado: GuardarParecía la respuesta a sus plegarias, el primer gran telepredicador evangélico que tomaba el micrófono para respaldarle. Un ejemplo para los conservadores más cerrados que aún se resisten a que les represente en noviembre. Pero pronto el apoyo del predicador John Hagee a John McCain se convirtió en un beso envenenado que ha desatado la ira de los católicos. Más de 19.000 fieles con carnet siguen al excéntrico evangelista de San Antonio que consideró el azote del huracán Katrina en Nueva Orleans como una muestra «del buen juicio de Dios», que castigaba así a esta Sodoma y Gomorra por un desfile gay que había acogido en los días previos.
Pero no es eso, ni su grotesca defensa de Israel, respondiendo al mandato de la Biblia que obliga a atacar Irán, lo que le ha aguado a McCain la misa del domingo. Durante los últimos años el reverendo Hagee ha puesto toda su artillería a combatir la iglesia católica, a la que acusa de haber hundido a la humanidad en el oscurantismo. No le falta razón cuando habla de la inquisición o las cruzadas, pero traspasa todos los límites de la razón y la buena educación cuando se refiere a ella como «un oscuro sistema de sectas» y la califica de «la gran prostituta de Babilonia». Sus ataques llegan al delirio cuando recuerda que Adolf Hitler acudió de pequeño a un colegio católico y sostiene que fue allí donde aprendió su antisemitismo, convirtiendo al Vaticano en responsable directo del holocausto y la cobardía del Papa Pío XII en colaboracionismo deliberado.
McCain, que el viernes celebraba la muestra de apoyo del telepredicador, para disgusto de su rival Mike Huckabee, que ve disiparse la fidelidad de los suyos, tuvo que emitir un comunicado desligándose de las ideas de Hagee. «Él me apoya a mí», explicó, «pero eso no significa que yo apoye sus ideas, que obviamente no comparto», dijo en conferencia de prensa. El comunicado formal iba más lejos: «Espero que católicos, protestantes y toda la gente de fe que comparta mi visión por el futuro de Estados Unidos respondan al mensaje de defender la vida de los inocentes, los matrimonios tradicionales y la compasión por los más vulnerables de nuestra sociedad», expresó. Su declaración de principios no fue suficiente para Bill Donohue, presidente de la Liga Católica, que exige un desmentido claro en el que se separe punto por punto de los ataques lanzados por Hagee.
Su traspié católico llegaba en vísperas de otro capítulo importante de las primarias, que para McCain puede ser el de la coronación. Sólo le separan 191 delegados de la nominación formal del Partido Republicano, y el martes se juegan 256 entre Texas, Ohio, Vermont y Rhode Island. Este último es considerado por la Association of Statiscians of American Religious Bodies como el de mayor representación católica, con la mitad de la población identificándose con la religión de John F. Kennedy. Ohio tiene un 20% y Texas, con su altísimo porcentaje de hispanos, no lo es menos. En el lado demócrata es Hillary Clinton la que se beneficia de la entrada en juego de los católicos. Según las encuestas a pie de urna, su rival Barack Obama no ha conseguido triunfar entre ese sector de la población ni siquiera en su estado de Illinois. Y donde los latinos son especialmente fuertes, como en California, los católicos se inclinaron 70% a 26% por ella.