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Cultura

Se llama copla

Recital de tinte coplero en la melismática voz de Sonia Miranda

ANTONIO CONDE
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Hace escasos días nos enteramos de una gran y dolorosa pérdida para el mundo del flamenco. Desapariciones que quedarán en la memoria, retinas las de los privilegiados que hemos tenido la suerte de poder apreciar su figura y el cante de Gaspar de Utrera. Casualmente esta noche en la capital andaluza se le ofrecía un homenaje por su intensa aportación al cante de su tierra, para el cual se cuenta con la presencia de José Mercé, Lebrijano, Aurora Vargas, Diego Carrasco e Inés Bacán entre otros.

La sevillana Sonia Miranda ha dedicado un cante para la memoria siempre viva de Gaspar, con unos tientos. Con un timbre de voz especialmente adecuado para los cantes de copla, se introduce en el difícil campo del flamenco que no siempre valora este metal de voz.

Melismas por doquier en las malagueñas del mellizo, cantes estos muy apropiados para ella, en los que demuestra que se siente cómoda y se suelta plácidamente consiguiendo redondear los tercios y desquitarse en los fandangos de Yerbabuena, que aunque altos brillaron en su garganta, no resulta del todo apropiado finalizar estos cantes con esos abandolaos.

Soleá por bulerías y continuación por seguiriya con trabajosas modulaciones que en ocasiones se acercaban más a la bulería por soleá que a la plañidera, confundiendo al personal hasta que recogía el cante. El palacio del Álcazar fue el lugar donde pudimos seguir escuchando cantiñas y bulerías. La sustanciosa mayoría de cantaores/as que vienen de fuera y que cada año conforman el cartel de cante de los diferentes espacios se justifican antes de acabar su recital con bulerías, sintiéndose culpables, en ocasiones, como si estuvieran cometiendo un sacrilegio a la hora de exponer su cante. Jerez es tierra cantaora, pero existen otras que poseen su propio sello y no por eso no se pueden realizar en tierra ajena. Verdad que la bulería de aquí tiene algo especial, pero también la de la comarca sevillana, vease Utrera y Lebrija, y nadie se justifica allí. Va siendo hora de que se abra la mente. Miranda, que recitó varios couplet por bulerías, finalizó su actuación recordando a La Paquera cuando se atreve con una copla, que ya recitara, en una particular versión de Ojos Verdes con la que sólo demostró que posee fuerza en la voz pero que tira demasiado de los altos tonos para provocar la emoción.