Un negocio en cualquier parte
Este joven peruano llegó con 17 años a Cádiz y aquí estudió, trabajó y ahora ha montado su propia empresa de informática
Actualizado: GuardarUn emprendedor que acaba de empezar siempre está trabajando. José Luis del Pozo Alarcón estaba tomando una copa en un bar de El Puerto cuando vio una cara familiar entre la clientela. Le sonaba de haberla visto en televisión y no era ni actor, ni cantante ni ningún famoso efímero: era un publicista que se ganó sus minutos de fama durante la catástrofe del Prestige. José Luis lo abordó y hablaron un rato de publicidad. Pero, sobre todo, hablaron de publicidad en estos tiempos de globalización virtual, de Internet omnipresente y posibilidades infinitas de negocio.
Aquella charla fue el inicio de un gran esperanza. La nueva ilusión que impulsa a Fix (www.fix-si.com), una empresa de servicios integrales de informática. Tras poco más de dos años como instaladora de sistemas en pymes como ella o en la mediana industria de la provincia, ese contacto en plena noche portuense terminó atrayendo encargos de multinacionales como Diageo (que lleva a JB o Johnnie Walker, por ejemplo). «Ahora estamos dando botes, pero también tenemos que trabajar como una empresa de verdad, con sus objetivos anuales y no corriendo hacia delante con una venda en los ojos; ahora debemos funcionar como una empresa», conviene José Luis.
Esta confesión sobre la realidad empresarial hay que explicarla: José Luis nació y vivió en Lima (Perú), hasta que su padre decidió enviar a España a sus tres hijos para que estudiaran en la Universidad. El hermano mayor se decantó por Empresariales; la hermana menor por Turismo y José Luis, por la Informática. El primogénito se volvió a casa y la menor vive en Inglaterra. José Luis se quedó en Cádiz, «porque es muy fácil hacer amigos aquí».
¿Y su carrera profesional? «Debe de ser que tengo la sangre de empresario y que éste era mi destino», admite el joven afincando en El Puerto. No en vano, tanto su padre como su hermano tienen sus negocios y él ha seguido el mismo camino después de trabajar por cuenta ajena en empresas informáticas (entre ellas, la franquicia Jump) y el Centro Inglés portuense. «A los 32 años llegó el momento de decirme que era ahora o nunca. Y fue ahora, y gracias al Ayuntamiento conseguí esta sede en el Centro de Lanzamiento de Empresas y pudimos empezar; y sólo dos años después, aunque parezca una eternidad, estamos creciendo», rememora en su despacho prestado del vivero empresarial.
El lugar de trabajo es un recordatorio de cómo fue todo antes de esas relaciones con Diageo y con una empresa noruega que les ha confiado el diseño de su página web. José Luis y sus cuatro compañeros de oficina se patearon el polígono de Las Salinas, convenciendo a medianas empresas de que el futuro comenzaba en Internet. «A veces fue muy difícil demostrarles la utilidad del nuevo marketing, pero poco a poco han descubierto sus ventajas», apunta José Luis del Pozo, que también reconoce que su formación como técnico y no como emprendedor le jugó alguna mala pasada en el día a día.
Fue el caso de cierto presupuesto que se le realizó y facturó a una empresa y, a la hora de cobrar, la compañía dijo que siempre pagaba a 90 días. «Desde entonces, sabemos que la forma de pago es lo primero que hay que dejar claro en un contrato», proclama; luego sonríe y, de inmediato aclara que «desde entonces vamos a muchos cursos e intentamos aprender de otros».
Pero, como sucedió con aquella noche de copas, nunca se descansa. De los encuentros formativos con emprendedores han salido colaboraciones como las de un programador avalado por Microsoft que terminó formando parte fija del equipo de Fix. «Siempre estamos trabajando, un autónomo no tiene horarios y eso lo tenemos que asumir. Es lo que hay».