Toros

El Cid sobresale en una mala corrida en la quinta de la feria de Castellón

Dos días seguidos con el toro bajo sospecha de afeitado. Esta vez salió la corrida cuanto menos digna de presentación, aparentemente con los pitones intactos, o en el peor de los arreglada. Sin embargo, los de ayer dejaron mucho que desear por contenido, o mejor dicho, por falta del mismo, inválidos y desrazados al límite.

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Corrida de Ganadería del Tajo que por tantas carencias resultó más complicada de lo esperado, sobre todo para la inexperiencia de los dos espadas más jóvenes del cartel, Talavante y Cayetano, sin recursos para resolver. "El Cid", en cambio, anduvo más suelto, con más desahogos, aunque su labor tampoco llegó al grado de entusiasmo que podría esperarse.

Blando y manso el que abrió plaza, al que El Cid lanceó con temple y buena compostura. En la faena de muleta hubo cosas notables pero aisladas. En ocasiones faltó sentido de la distancia y sobre todo haberse dado más importancia. Lo mejor, la estocada, perfecta de ejecución, en su sitio y de efecto fulminante. Una estocada decisiva para cortar la oreja. Y no hubo más en la tarde.

Pesadísimo todo lo que vino después. El mismo Cid, que había salido en el cuarto muy dispuesto con el capote a torear por verónicas en el centro del ruedo, cuando vio que el toro se le vino cruzado un par de veces, dio orden a su picador de bajarle los humos sin piedad. Y así llegó a la muleta, defendiéndose o claudicante del todo.

Talavante fue toda la tarde de valiente, muy dispuesto, pero quizás sin la suficiente claridad de ideas. Cayetano tiene un excelente porte, empaque natural, presencia y prestancia. Pero todo se queda en fachada. Ni valor ni técnica para salir airoso en situaciones comprometidas. Tuvo el toro de la tarde, su primero, que dejó ir.