El futuro de Rusia
Las dos superpotencias que pusieron en jaque la seguridad mundial durante la guerra fría viven intensas experiencias electorales donde se ponen a prueba los principios y valores que sustentan sus sistemas democráticos. No son comparables las condiciones en las que se están disputando las elecciones primarias en Estados Unidos y las presidenciales en Rusia , aunque el último recurso de Hillary Clinton para no perder definitivamente la partida el próximo martes en Ohio y Texas ha sido apelar al miedo de los norteamericanos con su referencia a la experiencia para tomar decisiones como comandante en jefe.
Actualizado:Golpe bajo desesperado de Hillary que puede parecerse a la intervención rogativa en la televisión pública del nuevo zar ruso, Vladimir Putin, pidiendo la participación de sus conciudadanos en unas elecciones donde todo está cocinado para que gane su delfín, Dimitri Medvédev. Un triunfo que nadie pone en duda y que podría perder más legitimidad.
De todos es conocido que esta presión a los ciudadanos para que acudan a las urnas es lo más suave que ha ocurrido en los últimos meses donde la cuestionable legislación y la Comisión Electoral han impedido que la verdadera oposición pudiera presentarse, los otros tres candidatos comparsas, además, han sido maltratados en la televisión y los observadores internacionales han sufrido todo tipo de trabas.
Putin no tiene reparos en aplicar las censuras más rígidas o las persecuciones de opositores más implacable con tal de continuar con su plan de recuperar la Gran Rusia, superpotencia mundial con influencia en el escenario internacional. Los ingresos del petróleo y del gas le han permitido librarse de la dependencia financiera de occidente y plantar cara a Washington en asuntos tan delicados como Irak, el programa nuclear de Irán y una carrera armamentística muy preocupante que automáticamente hace saltar resortes de alarma belicista que teníamos oxidados por el afortunado desuso. Buena parte de Europa, sobre todo Alemania, tiene una gran dependencia de la energía rusa, lo que representa una vulnerabilidad excesiva. Putin pidió la participación para un mejor futuro del pueblo ruso donde él siga manejando el poder intercambiando el cargo de presidente por el de primer ministro. Ingeniería política poco democrática.