Obama acorrala a Hillary en El Álamo
La ex primera dama se juega en Texas sus últimas opciones para lograr la candidatura demócrata en detrimento del senador de Illinois
Actualizado:En el cruce de Álamo con Nueva Street, a la entrada del parque que abriga la vieja mansión franciscana convertida en fuerte para la historia, Hillary Clinton se plantó el viernes por la noche, acorralada por el empuje de Barack Obama, que amenaza con aniquilar su sueño presidencial este mismo martes.
Era un símbolo de la heroica resistencia de doscientos independentistas texanos que durante trece días resistieron el asedio de 6.000 soldados mexicanos.
Justo la imagen de luchadora que la ex primera dama promueve en esta su hora de la verdad, pero a nadie en San Antonio se le escapa que, al final, las tropas del general Santa Ana pasaron a cuchillo a David Crockett y todos sus valientes. Sus vidas sirvieron, sin embargo, para dar tiempo a Sam Huston para juntar un ejército con el que vencer a los mexicanos y asociarse a los estados de la Unión. ¿Servirá el sacrificio texano de Hillary para vencer en al menos dos de los cuatro estados que se disputan el martes?
Ancianos casi centenarios que recordaban haber votado por Roosevelt en 1932 no lograban encontrar una sola campaña en la que la ciudad que alberga El Álamo hubiera sido visitada por los dos candidatos en la misma noche y, encima, en la recta final.
Atrincherada en Texas, protegida por las masas de latinos que le profesan fidelidad absoluta, arengadas por los principales líderes hispanos venidos de todo el país, como ocurriera en aquella histórica batalla de hace siglo y medio, una Hillary afónica luchaba.
El ex ministro de Vivienda Henry Cisneros, el alcalde de Los Angeles Antonio Villaraigosa, la líder sindical Dolores Huertas y una larga lista de luchadores hispanos siguió en batería la actuación de la banda local La Mafia, en pleno centro de la ciudad. Aún así, apenas 2.000 personas acudieron a este concierto gratuito, en comparación a los entre 8.000 y 15.000 que se desplazaron 30 kilómetros a las afueras para escuchar a Obama en el anfiteatro Verizon.
Un movimiento
Allí a los hispanos había que buscarlos, pero los que habían elegido sentarse entre tanto anglosajón y tanto afroamericano compartían el entusiasmo de quienes dicen no seguir a un candidato sino formar parte de un movimiento que cambiará el país. Ilda Quesada, de 46 años, era una de los muchos que se habían confeccionado su propio modelo de camisetas para la ocasión: Te amo Obama, decía entre estrellas plateadas y letras de Kiss (Beso). «Las he hecho yo misma», se ufanó mostrando una tirita en el dedo, «pegando, cosiendo y quemándome las manos».
Al principio Ilda se inclinaba por Clinton, «porque es mujer y lleva mucho tiempo en política», pero asegura que vio la luz el día en que Carolina Kennedy rompió su retiro público para bautizar a Obama como el sucesor de su padre. «Ahí sí dije: se me acabaron todas las dudas». Como a la primogénita de Kennedy, a Ilda la empujó su hija Ashley, de 19 años, que también ha convencido a su novio, un republicano de 20 que bebe los vientos por Mike Huckabee, para que vote por Obama. «Como en mi partido ya está decidido que McCain será el nominado, preferí poner mi voto donde todavía cuenta», explicó Daniel Osborme. A su espalda, otro modelo de camiseta: Laredo está con Obama.
En las gradas, otra camiseta en español llama la atención: Obama tiene ganas. La viste al completo una familia de mezcla racial entre una hispana, un afroamericano y el hijo de 4 años, pero la creación es de un artista local, Cruz Ortiz, que las vende en el café alternativo Ruta Maya para aportar fondos a la campaña del senador de Illinois, que en Texas es puro movimiento de bases a fuerza de voluntarios. De hecho, en San Antonio, donde la campaña de Obama evaluaba ayer pasar la noche electoral, no había oficina de este candidato hasta hace dos semanas.
Noche de mujeres
En contraste con la variopinta galería de camisetas que poblaban el anfiteatro Verizon, en el acto de El Álamo las mujeres hispanas parecían uniformadas con un eslógan en inglés: It's girls night out! (¿Es noche para que salgan las chicas!). «Una señora aquí las estaba repartiendo», explicó Irene Gustavo, de 47 años, que ya había votado por Hillary por ser «una mujer muy inteligente y tener un esposo como Bill Clinton con el que platicar cuando no sepa qué hacer».
En Texas, el plazo para votar anticipadamente empezó dos semanas antes y acabó el viernes, pero los electores tendrán que volver el martes por la noche a los caucus para elegir otro porcentaje de delegados.
Según Bill Clinton, todo se resume a Texas. «Si Hillary gana aquí, obtendrá la nominación. Si pierde, no ganará». Con todo, quienes conocen al matrimonio dudan de que vaya a tirar la toalla con una media victoria. Las encuestas, todas apretadas, la ponen por delante en Ohio y Rhode Island, mientras que Obama despunta en Texas y Vermont. En todas el porcentaje de indecisos puede inclinar la balanza hacia cualquier lado, y entre la prensa, que ya le escribió el epitafio tras quedar tercera en Iowa y enfrentar New Hampshire con trece puntos de desventaja, se ha aprendido a no subestimarla.