Unas gestiones que a veces se fraguaban en los bares
Buena parte de la operación Karlos se coció en la barra de un bar o en la mesa de algún restaurante. El auto de instrucción refleja cómo, en muchos de los casos, los llamados clientes forjaban amistad o se introducían por primera vez en la trama, mientras compartían mesa y mantel o simplemente un refrigerio con los organizadores de la operación, en algún establecimiento hostelero.
Actualizado: GuardarMaría José Campanario y su madre, Remedios Torres, pudieron conocer la existencia de esta red fraudulenta en una cena de un local castellonense en el verano de 2004, gracias al intermediario que les puso en contacto con los cerebros de la operación. El camarero Manuel Sánchez, otro de los procesados, regentaba un conocido bar en Ubrique, próximo a las dependencias policiales, donde conoció a Carlos Carretero, al ser cliente habitual del mismo. Éste también coincidió con otro de los clientes, Juan José Vázquez, en uno de los locales del pueblo, donde le informó de la existencia de estas pensiones. Y una venta de Algodonales fue testigo de otro de los negocios, esta vez con el imputado Juan Luna.