TROPIEZO. Antonio López le roba el balón a Ronaldinho en el partido de ayer. / REUTER
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Agüero le saca los colores al Barça, que se descuelga en el Calderón

El jugador argentino desarboló a unos irreconocibles Puyol y Gabi Milito Con esta derrota, los azulgrana vuelven a estar a cinco puntos del Real Madrid

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El Kun Agüero se bastó para capitanear la clara victoria del Atlético de Madrid por 4-2 ante un Barcelona la que se le fundieron los plomos después de la primera media hora. Los azulgrana parecían infinitamente superiores al conjunto rojiblanco hasta que la diosa fortuna se alió con los locales para levantarles el ánimo. Después, el argentino se la lío a unos desconocidos Puyol y Milito.

El Atlético partió temeroso. Acobardado ante la impronta de su rival. El Barça lo afrontó con coherencia aunque carente de verticalidad. Sus triangulaciones carecían de pegada pero el Vicente Calderón estaba desesperando ante la impotencia colchonera.

Un estadio que no tendría más remedio que aplaudir un espectacular vuelo de Ronaldinho cerrado con una chilena imparable para Abbiati. El Barça le ponía acento brasileño a su incuestionable superioridad.

Ese escenario cambió por completo por culpa de la fortuna. El Atlético estaba desperado cuando el Kun dejó clavado a Milito y probó un disparo que ni por asomo iba a inquietar a Valdés hasta que el talón de Puyol compareció en la trayectoria del balón para superar al portero azulgrana.

El empate desconectó al Barça. Los azulgrana quedaron extrañamente fundidos ante un Atlético al que un golpe de suerte le devolvió la moral. Una tesitura aprovechada por Agüero para propiciar la remontada. Zambrotta la evitaría sacando bajo los palos un taconazo del argentino. En la siguiente acción, el argentino se sacaría de la manga una asistencia de lujo para que Maxi batiese de tiro cruzado a un Valdés demasiado estático.

El Barça divagaba por el césped esperando el descanso. Todavía le quedaba la carta de Messi y sobretodo la sensación de que aumentando la marcha de su juego podía recuperar el mando del partido.

Festival del argentino

La pausa tampoco le devolvió el control al Barça. Todavía peor. Agüero tuvo la sentencia en sus botas pero prefirió chutar antes de cederle el gol a Maxi. Viendo que su equipo era incapaz de reaccionar, Rijkaard intentó romper la apatía azulgrana con la entrada de Messi. No le dio tiempo al holandés para comprobar si su jugador cambiaba el sino del partido. Otra empanada de la zaga azulgrana aumentó la ventaja local tras convertir Forlán un claro penalti cometido por Puyol sobre Agüero.

El argentino no tenía suficiente con aparecer en los tres primeros goles locales. En el cuarto se merendó a un desconocido Gabi Milito dejándolo sentando para batir a Víctor Valdés de certero disparo.

Al Barça ya no le quedó tiempo para milagros. Quiso ponerle corazón y logró marcar un tanto obra de Eto'o que sólo le sirvió para alargar su agonía. Un sentimiento de derrota que no cataban desde la derrota ante el Real Madrid en el Camp Nou.