Música

Vivos sin la industria

Seis bandas gaditanas intercambian opiniones acerca de la crisis discográfica en la era digital, las posibilidades de internet y el escaso apoyo que tiene la música en directo

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Seis bandas gaditanas intercambian opiniones acerca de la crisis discográfica en la era digital, las posibilidades que ofrece internet y el escaso apoyo que tiene la música en directo La caída de las ventas de discos, la piratería callejera y la descarga ilegal de música por internet ha provocado que los peces gordos que manejan este negocio multimillonario se remuevan inquietos en sus asientos al ver peligrar su hasta ahora asegurada porción del pastel. La incertidumbre sobre el rumbo que tomará el mercado y la configuración de nuevos modelos de negocio que prescinden de intermediarios – Radiohead lanzaron su último disco en su web, donde sus fans podían descargarlo en formato digital y pagar por él la voluntad- ha actuado de revulsivo a todos los niveles, haciendo que productores, artistas, casas de discos y distribuidores se replanteen nuevas vías para salir a flote.

Para conocer de primera mano cómo están viviendo los jóvenes músicos de la provincia el nuevo contexto, LA VOZ ha organizado un encuentro entre seis de las bandas gaditanas más prometedoras para expliquen sus posturas, traten de desentrañar las claves de esta transformación del mercado y opinen sobre las posibilidades de promoción que ofrecen plataformas como MySpace. Julio, de Hipnotik es el primero en llegar. Este joven isleño es el artífice de una banda de hip hop que está cosechando grandes éxitos. Teloneros de SFDK en su próxima visita a la provincia – el 8 de marzo en San Fernando- en sus rimas tocan temas como la inmigración, la hipocresía social o los estereotipos de los que son víctimas los andaluces. Con dos discos en el mercado –el último, Carnaval-, su tema Esta es mi gente ya atesora miles de visitas en Youtube. Por su parte, los chicos de GAS Drummers juegan en otra liga, una liga forjada a través de los escenarios de medio mundo. Conscientes de que las ventas de discos no son lo único, estos jerezanos han logrado despuntar en la escena indie nacional y labrarse una importante carrera en los últimos diez años.

Tras ellos, aparecen los hermanos Paco y Humberto García de Los Atómikos, veteranos del punk rock más pegadizo que iniciaron su andadura en 1996 y que han compartido escenario con Australian Blonde o Sober. Por último, Juanjo de Los Cucas –inmersos ya en la grabación de su nuevo disco-, Paco Muñoz de la banda reggae, Kaya y Carlos Delgado de los metaleros Sphinx –su último trabajo alcanzó las 700 copias vendidas en la primera semana- completan el peculiar grupo de discusión. A medida que se van acomodando, se ponen al día de sus últimos proyectos y anticipando las cuestiones que sacarán a colación, intercambian opiniones y críticas a las multinacionales.

Internet, ¿escaparate o piratería?

La caída de ventas de discos ha ido aparejada por el auge de la piratería callejera y on line. No obstante, en los últimos años la comercialización ilegal de música a través de la red ha experimentado un receso gracias a la proliferación de nuevas opciones de compra legales como iTunes. La telefonía móvil también se ha subido al carro y ofrece al consumidor la posibilidad de acceder a los tonos reales y a las canciones originales de sus artistas favoritos.

El negocio está cambiando y por lo que parece, el disco físico tiene los días contados. ¿Hasta qué punto esto afecta a los artistas? “En realidad los más perjudicados son los músicos de renombre”, asegura Paco de Kaya, “por otro lado, gracias a la piratería muchos artistas han vuelto a dar conciertos”. “Nosotros siempre hemos sabido que no íbamos a ganar nada con los discos”, apunta Dani, de Gas Drummers, “nosotros sobre todo vendemos discos después de los conciertos”. En cuanto a las posibilidades de promoción que ofrece la red, todos coinciden en que son múltiples. Sobre todo, My Space, el gran escaparate para los grupos. Otra de las iniciativas más punteras es la web Apadrina Un Artista, que permite al usuario invertir en músicos o grupos y ayudarles a editar sus trabajos. “Nosotros en mes y medio hemos logrado reunir 8.000 dólares”, comenta orgulloso Paco de Atómikos, una de las pocas bandas gaditanas que ha descubierto los beneficios de este portal. “Lo de internet es una arma de doble filo”, aduce Carlos de Sphinx, “por un lado hace que te conozca más gente, pero cuando trabajas a nivel profesional te perjudica, porque si no vendes, las discográficas pierden dinero y los promotores grandes no te contratan para sus conciertos porque lo hacen en función de las ventas”. Julio –Hipnotik- zanja el asunto quitándole importancia: “la música no va a parar y nadie se va a hundir, sólo que somos la generación puente y la que se está comiendo el cambio”. En cuanto a las discográficas grandes “siguen ganando dinero con la publicidad, lo que pasa que no ganan tanto como antes”, añade Paco de Kaya.

El papel de la SGAE y la polémica del canon

El canon de la discordia no termina de convencer la población ni a los artistas. Pese a haberse creado con la idea de compensar a los autores por los derechos de propiedad intelectual que dejan de percibir por las copias privadas que realizan los consumidores, sus detractores ven un negocio redondo para las entidades que gestionan estos derechos de autor como la SGAE. A su vez, esta sociedad sostiene que ya existía el gravamen y es imposible eliminarlo desde el punto de vista jurídico al ser una directiva europea. No obstante, la UE estudia ya imponer límites para reducir las diferencias entre estados miembros. Según Pakomoto -Gas Drummers- se trata de una presunción de culpabilidad, “se da por hecho que todo el mundo usa esos soportes para piratear”. “Todos están en contra de la SGAE pero cuando nos llega el dinerito nadie protesta”, dice Carlos. “Es un monopolio, pero tampoco hacemos nada para cambiarlo”, apostilla Pakomoto. “Siempre está la opción de registrar tus temas por tu cuenta”, aclara Julio. En cuanto a la falta de consenso entre los músicos, Paco –Kaya- lo achaca a la diferencia entre artista y músico, “unos no tocan con más gente y los otros con quien les pague”, lo que hace que existan perspectivas diferentes. Por su parte, Juanjo –Los Cucas- ve necesaria la figura de un sindicato que represente al gremio.

Apoyo institucional y de los medios La mayor parte de las bandas coinciden en que el apoyo que reciben de las instituciones y de la administración no es suficiente para salir adelante. “Para el cine, hay muchas subvenciones, pero para la música, no”, sentencia Juanjo. No obstante, los miembros de GAS Drummers consideran que “todos los grupos que conocemos han sacado sus discos por su cuenta y se lo han gestionado ellos”, no obstante, “existen algunas ayudas para las giras, como las de la Consejería de Cultura, que te financian el 70%”, añade Dani. “En cuanto a los locales, en Cádiz llevan prometiéndonoslos mucho tiempo y nada”, critica Paco Atómiko. “ En Jerez, es más gracioso porque el ayuntamiento acondicionó varios locales con equipos nuevos pero nadie los usa”, comenta Dani, “lo peor son los nombres, uno tiene el nuestro y los demás llevan los de Antonio Orozco, Modestia Aparte…”, ironiza Pakomoto. En cuanto al eco mediático, echan en falta más espacios musicales en la televisión y en la radio. “Hay muy pocos y los que existen, son de madrugada”, comentan, “sólo podemos esperar algo de las cadenas públicas”.

¿Hay éxito fuera de los 40 principales?

Está comprobado que las listas de éxitos no siempre reconocen el talento y el valor de los artistas, sólo simples productos de mercadotecnia gestados por las grandes multinacionales que, lejos de apostar por bandas de todo tipo y propuestas arriesgadas, tienden a reproducir las mismas fórmulas que les reportan éxito. “La culpa no la tienen solo las discográficas, es un fallo cultural y educacional, está visto que por aquí lo que más gusta es el flamenquito y la copla “, apostilla Juanjo. Aun así, “es un error pensar que sólo hay un tipo de industria, la que llega a más gente y más sitios. Hay muchos circuitos a parte de los comerciales y una audiencia muy grande”, recalca Pakomoto. GAS Drummers coinciden en que su meta es “hacer discos y giras”, no alcanzar fama y notoriedad. “Lo mejor es tener un público fiel que busque calidad”, añade Carlos. Paco –Kaya- reconoce que lo más gratificante de la profesión es “llegar a todo tipo de gente”. En eso, coinciden todos, igual que en la necesidad de fomentar más la música en directo, una cuestión en la que las provincias están por detrás de las grandes capitales. “En Cádiz apenas hay salas que programen conciertos todos los fines de semana”, critica Paco -Kaya-, “luego hablan de alternativas para los jóvenes frente al botellón, pero apenas hay actividades y conciertos”. “En Jerez antes había un circuito importante, venían muchos grupos a tocar, estaba el Espárrago…pero ya, ni eso”, reconoce Dani.

Pese a todo, la creatividad aflora por todos los rincones de la provincia, ya que aparte de estas seis, son muchas las bandas jóvenes que se esfuerzan por hacerse un hueco en un panorama musical que cambia por momentos. alenador@lavozdigital.es .