RECORRIDO. Bernades en la sede del Colegio Oficial de Arquitectosde Cádiz. / NURIA REINA
PEP BERNADES ANTROPÓLOGO Y FUNDADOR DE LA LIBRERÍA Y LA REVISTA 'ALTAÏR'

«Viajar es matar mitos»

El fundador de una de la librería y una de las revistas de viajes más emblemáticas de España charló en Cádiz sobre el magnetismo de India

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Hace treinta años, Pep Bernades (Gironella, 1952) era un estudiante de antropología y le hizo a su amigo Albert Padrol una de las miles de preguntas que se harían durante su vida. ¿Por qué no montamos una librería y le explicamos el mundo a la gente con el pretexto de los viajes? La explicación queda clara hoy cuando su establecimiento de Barcelona Altaïr es uno de los referentes entre los que quieren conocer el mundo con un libro en las manos. Hace 17 años fundaron la revista con el mismo nombre, una publicación de culto con monografías de las regiones más recónditas del planeta, en el polo opuesto del todo incluido y le han contado al mundo lugares de los que de los que nadie había ni siquiera oído hablar. El ciclo India del Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz contó co él para descubrir los secretos del país del Ganges.

-¿Por qué se ha convertido India en una Meca del viajero?

-Porque rechaza, repele y cautiva al mismo tiempo. Porque el marco mental de India no es el tuyo. O eres capaz de ver cómo sus gentes son coherentes con un sistema de creencias y una forma de ver al hombre en el mundo o no. Es así. La fascinación previa por lo exótico y la leyenda se queda en una media que es la tuya, una imagen que irá siempre contigo.

-¿Hay un abismo entre lo que se espera y lo que se encuentra?

-Se ha creado un mundo de imágenes desde los años 20, y en los 60 con el impulso místico de Sangrila, de Los Beatles... Parece que todo está imbuido de una cierta espiritualidad, pero eso es previo. Más allá de los presupuestos, o te atreves a desmitificar, o no. Si te atreves, te harás una imagen del país.

-Las personas tienen ciertos lugares como África o India que las atraen como una pulsión, como acercarse al borde del mar. ¿Por qué?

-Uno sueña con conocer lo que ya conoce. Existe una visión simple y estereotipada de países africanos y asiáticos. Algunas películas e historias crean mitos y uno debe ir a nivel del mar para verlo, a asomarse al Cañón del Colorado y preguntarse ¿tan pequeño es?, descubrir, vivir, oler... Viajar es matar mitos y reubicarlos constantemente. Esa pregunta, esa duda es la que vale. De todos los viajes se vuelve con preguntas.

-¿Cuánto viaja?

-Antes pasaba dos o tres meses fuera de casa. Ahora con la edad y los achaques son menos, aunque las cuatro salidas al año son fijas.

-¿Aún le quedan lugares por conocer?

-Por supuesto. Me encantaría conocer Australia, China, lugares remotos del gran norte. Sobre todo me queda por conocer a la gente de muchos lugares. Viajar es conocer gente, charlar y que en un momento dado ya no se sepa que eres extranjero. me encanta nomadear en plan tranquilo y ver las pequeñas cosas de la vida.

-¿Viajamos bien los españoles?

-Pues como la gente de todas partes: algunos con mucha conciencia de lo que hacen, otros consumen tiempo de ocio. Cada vez más, se incorpora el viaje como un espacio de reflexión, una vez que supera el impacto de lo exótico. Se documenta, lee, pregunta...

-¿Es posible contar un viaje y transmitir todo lo que representa?

-La revista y los viajes son un pretexto para que la gente entre en planteamientos sociales, económicos y políticos que la gente que no viaja nunca se llegaría a plantear. Más que contar peripecias, me gusta que el protagonista sea el país y no mis peripecias. Las emociones son parte del viaje, pero vale la pena entrar en lo que ocurre en el país y preguntarse ¿cómo y por qué es así? Conocer a un taxista puede ser una puerta de entrada a una realidad.

-¿Qué le parece que la gente tenga que enseñar a los demás sus fotos?

-Yo nunca lo hago. Lo hacen para que la gente sepa que hay un país maravilloso que pueden visitar. Forma parte de la liturgia viajera, aunque yo lo evito. Y también evito ver las de los demás -ríe-.

-¿La globalización puede terminar con el misterio de los viajes?

-Hay partes del mundo sin agua, ni luz ni internet, lugares que nunca conocerás si no vas a pie hasta allí.

-¿Cuál es el lugar en el que más ha disfrutado?

-En el Sáhara Occidental he pasado mucho tiempo. Ha sido mi segunda residencia y allí he sido feliz.

«Quedan las personas»

-Es cierto que al lugar en el que se ha sido feliz no se debe tratar de volver?

-Yo sigo volviendo. Quedan las personas y sus situaciones.

-¿Cómo afecta la revolución digital a las fotografías en los viajes?

-Está bien. Como no hay límite, son más espontáneas. La gente que vive en los lugares también te las hace a ti en un juego del espejo que antes no existía. Es divertido.

apaolaza@lavozdigital.es