Una coz a la inteligencia
Actualizado:A GLORIETA Regresa la España negra en su mayor esplendor y vergüenza para todos aquellos que nos consideramos seres racionales. La violencia sexista, machista o como quieran adjetivizarlas nuestros poderes públicos se ha cobrado esta semana seis nuevas víctimas, que engrosan una larga y penosa estadística, quizá la que más nos debe humillar y entristecer. Incluso ha entrado en la batalla política de mítines, promesas y demás enjundias preelectorales. Mientras que unos prometen un gran pacto de partidos y de gobierno sobre este tipo de aberración de la condición humana, otros quieren poner un policía en cada esquina (quizá a aquellos que impidieron serlo mientras gobernaban para reducir costes presupuestarios). Pegar a la pareja a la que se le ha prometido desde la felicidad eterna hasta el oro y el moro, humillar a un ser que debería ser lo más querido no sólo es de cobardes sino de hipócritas. Aquellos que son capaces de realizar estos actos como si de un valiente borrico fuera (perdón, señores asnos) deberían ser apestados por la raza humana. Un tercio de las mujeres maltratadas son nacidas fuera de nuestro país. Es posible que la cultura patriarcal, oxidada y prehistórica, de ciertos países sea una de las causas por la que esta triste estadística suba cada vez más en España. Pero cuando los casos son tan cercanos como los últimos vividos en la provincia, sólo nos queda renegar de nuestra propia condición de seres cada vez más irracionales. La solución pasa desde la familia a la educación en las aulas. Entristece oir, no obstante, como algunas de nuestras adolescentes prefieren tener a su lado más a un ser alejado del homo sapiens antes que alguien quien les ame verdaderamente.