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¿Dónde vive Chaves?

Sin duda, en la Arcadia feliz. El triunfalismo que exhibió en el debate resultó tan chocante que, tras criticárselo los restantes intervinientes, bajó el tono y admitió que en realidad vive en Andalucía, una tierra que, como le dijeron, necesita urgentemente reformas; no parches, ni subvenciones. Aun así, hay que reconocerle el mérito de aceptar un debate que no necesita para ganar.

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Arenas fue contundente con las cifras, las manejó bien y puso en evidencia a las niñas bonitas de la política social de la Junta: educación, sanidad y empleo. Se percibieron muchos kilómetros por Andalucía, que el martes le lucieron. Además dijo lo que pensamos muchos, que los nacionalistas utilizan la lengua como instrumento de discriminación laboral, porque consiguen blindar su mercado de trabajo y exigen acceder al del resto de España en igualdad de condiciones.

Julián Álvarez dio en la diana al decir que lo peligroso de sloganes como Andalucía imparable o al máximo, es que dan la sensación de que hemos tocado techo, cuando los datos nos dicen que seguimos a ras de suelo. Fue el mas flojo de los tres oponentes, pero concluyó bien pidiendo los mismos derechos y servicios que tiene la media de España.

Estuvo acertado Valderas, político razonable y maduro. En estos 20 años -dijo- se han hecho muchas cosas gracias a los miles de millones que se han recibido de la UE, pero -añado yo- son muchas más las que han quedado por hacer. Por ahora, uno de cada cuatro parados es andaluz, sentenció. Se merece un escaño.

En vivienda, Chaves presumió de su flamante pacto, pero se le olvidó decir que ha tenido que enterrar el POTA para hacerlo viable. Valderas le recordó que en este tema, su credibilidad llega demasiado tarde. En el turno de las infraestructuras, Chaves soñó, mientras los demás se lamentaron de vivir una permanente pesadilla de inacabables obras.

El debate nos ha permitido comprender porqué las elecciones andaluzas siempre coinciden con las generales, para que no se hable durante 15 días de lo que el martes se habló por unas horas.