Jerez

La gota que colma el vaso

CALLE PORVERA Me han contado que el espectáculo del pasado domingo en Chapín fue tremendo -tanto dentro como fuera del campo-. Sobre el tapete de juego, un equipo cabizbajo que mantuvo su pobre línea de juego, pero esta vez sin lanzar entre los tres palos; y fuera, otra película de terror a la salida de los vestuarios: agresiones, insultos, peleas... Pánico en el túnel. La cuestión es que me lo perdí, no lo sufrí y posiblemente por ello mi optimismo se mantenía. Decir que se conservaba impoluto sería excesivo, pero aún entraba un hilo de luz por esa montaña de pesimismo que rodea al conjunto azulino.

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He de decir que la eterna operación de compra-venta de la entidad hizo algo de mella en mi perjudicada moral. No puedo más con empresarios que se asoman al balcón xerecista con el único propósito de encontrar publicidad gratuita, de pasear su nombre por todos y cada unos de los medios de comunicación de la ciudad y querer comprar una institución que se mantiene con alfileres. Lo peor es que muchos de ésos que se llaman compradores no saben ni hacer la O con un canuto.

Pero la gota que ha hecho rebosar el agua de mi vaso ha sido la noticia de Roca. Es lo que nos faltaba. Si no teníamos poco con una plantilla cerrada sobre la campana, un equipo casi sin pretemporada, tres entrenadores, una pseudodimisión de Joaquín Morales como presidente, una ampliación de capital que se ha ido al limbo, una afición crispada que agrede a sus jugadores... ahora salta a la agenda informativa azulina que Roca -ni más ni menos- fue en su día el dueño del Xerez. Poco tiene que ver esto con el momento deportivo que pasan los azulinos, pero tanto golpeteo ha podido con mi moral. Nos vamos a Segunda B. Esperemos el milagro.