Barroso contra Mortadelo
El candidato de IU al Congreso logra suscitar más entusiasmo que Llamazares en el mitin fiesta de ayer en Cádiz
Actualizado: GuardarEs probable que José Antonio Barroso desprecie el valor de la elección de una corbata que dé bien en cámara, pero sí lleva muy interiorizadas las reglas que debe cumplir un político cuando se enfrenta a un auditorio: subidas y bajadas de tono, control de pausas, mirada recorriendo al público y un puñado de ocurrencias para limar asperezas. El alcalde de Puerto Real, y candidato al Congreso de los Diputados por Cádiz, demostró ayer que -al menos entre sus acólitos- tiene tanto o más poder de atracción como el líder nacional, Gaspar Llamazares. Ambos, junto a Ignacio García (candidato al Parlamento Andaluz) y Antonio Roldán, coordinador provincial del partido, ofrecieron un mitin en el Palacio de Congresos de Cádiz. Precisamente, la elección del escenario -el salón de la primera planta- provocó algunas protestas del público. Superado el aforo de más de 300 butacas, muchos tuvieron que seguir, de pie y a través de una pantalla de televisión, las intervenciones. La mañana acompañaba y, al parecer, llegó más público del que se esperaba.
Tras Roldán, tomó la palabra Llamazares, que comenzó hablando de lo que esconde la campaña del PP: «Hablan de corazón y cabeza pero ocultan lo que dice la campaña guatemalteca, ¿y mano dura!».
«IU va en alza, a pesar del boicot contra los partidos minoritarios», dijo. Denunció el intento de PP y PSOE por «convertirnos en una nueva América, donde sólo puedes elegir entre Coca-Cola y Pepsi, con la finalidad de que no aparezca la izquierda». En opinión de Llamazares, una mayoría absoluta del PSOE no sería buena. «¿De qué les sirvió tenerla en la época de Felipe González? Para utilizar el cargo público con interés personal», agregó.
Cuando llegó el turno de Barroso ya la sala estaba caldeada y él se encargó de que el ambiente no menguara. Criticó duramente el cheque-bebé y puso el ejemplo de su propia familia, la anécdota de «la teta de su niña Olga, que se incorporó antes de ayer al trabajo después de tener a mi nieto Diego». «Mi niña Olga ha tenido que quitarle la teta a mi nieto porque tiene que incorporarse al trabajo y ¿para qué quiere ella los 2.500 euros? Lo que ella necesita es una guardería pública», narró.
Tuvo también menciones para sus adversarios. De Rubalcaba, dijo que sólo le ganaría en un debate «en que se sabe el número de cuarteles de la Guardia Civil que hay en la provincia» y a Teófila Martínez la tachó de «reaccionaria».
Al igual que los que le precedieron, denunció el «intento de limitar los debates al PP y PSOE» y criticó el excesivo protagonismo de la imagen en las campañas. «Por eso Llamazares, que no es precisamente George Clooney, sobra ahí», incidió.
El edil puertorrealeño se encontraba cada vez más cómodo en el estrado. Puso el énfasis en la «política mortadeliana, o sea, la de Mortadelo» que hace el PSOE y denunció la «capacidad camaleónica» de los socialistas. «Nunca se ha visto mayor capacidad para el disfraz», sentenció.
Muy crecido ya, al final, el candidato al Congreso recordó que el PSOE «pesca en el mismo caladero electoral que nosotros». «No nos quieren como aliados, sólo nos quieren cuando nos necesitan», alzó la voz ante un auditorio ya enfervorecido. «Si pudieran, nos liquidarían», prosiguió.
«La historia de Izquierda Unida está llena de traidores, pero los que estamos aquí somos irreductibles, como Cuba. Somos el referente moral de este país», sentenció ya, entre la ovación de su público.