PERFIL. Juan Alonso de la Sierra posa junto al retrato de Benjumea conservado en el Museo. / F.J.
Cultura

Alonso traza en el Museo un retrato de Torcuato Benjumea

El arquitecto municipal fue el creador del perfil academicista de la capital gaditana El Ayuntamiento o la Cárcel Real son obras suyas

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Cuesta aceptar que el tiempo diluye a los hombres como sin nunca hubieran existido, que los hace desaparecer con elegante crueldad en el silencio. Es curioso, sin embargo, que haya quien se rebele contra este sino para resucitar presencias geniales que, sin saberlo, nos acompañan siempre. El Día de Andalucía sirvió para retomar un insólito prodigio, el que con vistas a la efeméride autonómica intenta poner de relieve la labor de andaluces ilustres cuya presencia forma parte de las centenares de obras de la mayor colección de arte de Cádiz. Andaluces en el Museo continuó ayer con el análisis de la vida y obra de Torcuato Benjumea, arquitecto y artífice del urbanismo de las calles, edificios y planos de la capital. El director de la institución, Juan Alonso de la Sierra, fue el encargado de llevar a cabo la semblanza de este genial creador que dio forma a una ciudad en la que se libraba la lucha entre el barroco y el neoclásico.

Partiendo del retrato que de él hiciera el jerezano Juan Rodríguez El Panadero, Alonso trazó un esbozo de la sociedad gaditana de la época, marcada por la crisis comercial y el «el canto del cisne de la Constitución del 1812». Discípulo de Torcuato Cayón, arquitecto municipal al que sustituiría en el cargo con apenas 29 años, Benjumea asumió para sí algunos de los grandes proyectos de su predecesor imprimiéndoles su carácter y forma de mirar. Prueba del gusto de ambos por los preceptos de la Academia de San Fernando son edificios iniciados por el primero y consumados por el segundo como la Iglesia de San José en Puerto Real, el Ayuntamiento de San Fernando o la Parroquia del Rosario, en la que el lenguaje barroco pervive al partir de una pequeña iglesia anterior.

Academicismo gaditano

«En Cádiz no puede hablarse de arquitectura neoclásica pura sino más bien de arquitectura de la Academia, más ilustrada», apuntó Alonso que llamó la atención sobre la importancia de los grandes tratadistas del Renacimiento italiano como Palladio en los proyectos gaditanos que «muy pronto convirtieron la ciudad en una cabeza que irradiaba a toda la provincia y a Sevilla el gusto ilustrado».

Junto a proyectos urbanísticos como los del barrio de El Balón, El Pópulo o el cementerio, las obras más importantes de Benjumea fueron la Iglesia de San José en extramuros, el Ayuntamiento de Cádiz o la Cárcel Real, su gran obra. En estas últimas y, tal y como apuntaba ayer Alonso, puede verse una mayor cesión al gusto clásico, a la sobriedad y «al juego de luces y sombras para crear volúmenes».