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Esperando a mister Gates

Una semana más, a lo sumo. Ese es el plazo que Washington parece dar a la ofensiva turca en el Kurdistán iraquí tras la seria advertencia del Secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, ayer en Delhi poco antes de dirigirse a Anakara, donde hoy sostendrá conversaciones con el gobierno turco.

ENRIQUE VÁZQUEZ
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Gates dijo literalmente que los turcos deben terminar «pronto» y que él siempre había creído que se trataría de «una semana o dos», nunca de meses.Como la ofensiva dura ya siete días, debería concluir el jueves próximo. Pero tasar así el tiempo mientras nieva copiosamente y las operaciones se ralentizan algo podría ser políticamente arriesgado si la opinión turca, casi unánime en el apoyo a su gobierno, lo percibe como una presión inaceptable. Washington dice comprender las preocupaciones turcas, ha dado al Estado Mayor turco información táctica sobre las bases del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y tiene al partido kurdo insurgente en la lista de organizaciones terroristas, pero Gates también ha aconsejado en público al gobierno de Ankara que recurra, junto a las acciones militares, a medidas políticas y económicas.

Los turcos saben todo esto y se abstienen de utilizar oficialmente su argumento final: ellos esperaban -y tal vez lo habían pactado en su día- que los norteamericanos invasores de Iraq, en los mejores términos con los kurdos iraquíes, se ocuparían de los guerrilleros kurdo-turcos que operan en Turquía desde santuarios en suelo iraquí. A cambio, los turcos permiten que la base de Incirlik sea el gran embudo por el que meter toda clase de suministros militares en Iraq. Turquía ha enviado a Bagdad para aclarar las cosas al influyente Ahmet Davutoglu, asesor-jefe de asuntos internacionales del primer ministro Erdogan, quien se entrevistó con una jefatura iraquí íntegramente kurda porque, además del presidente Talabani y el ministro de Exteriores Zebari, el primer ministro en funciones (al-Maliki está enfermo), Barham Saleh, es también kurdo. Washington debe acotar la crisis a toda velocidad si no quiere ver el delicado conjunto de Iraq fuera de control porque uno de sus actores centrales y socio de confianza, los kurdos locales, no hacen lo que deben para evitarlo. Y lo que deben es atar las manos al PKK en su suelo mientras Washington, a cambio, presiona a Turquía para que cancele pronto la ofensiva.