Las críticas son molestas
Por lo general, a los seres humanos no nos gusta que nos digan lo que hacemos mal, nos molestan las opiniones de los demás siempre que no sean para adularnos, hacernos la ola o aplaudirnos sin fin. Esta realidad, que lo es pese a quien pese, es más visible en las reacciones de los gerentes, alcaldes, concejales y empresarios que en cualquier otro, porque ellos ya viven un escalón por encima del resto. Este sector de los ciudadanos responden a las críticas con frasese como «no tergiverses», «ya veremos», «a quién le importa», «es mi decisión» y la que más me gusta, «tú no tienes ni idea».
Actualizado:Pongamos unos ejemplos. A día de hoy ya es conocido por todos los lectores de prensa que el Teatro Pemán estará cerrado durante dos temporadas por culpa de las obras de Santa Bárbara, ante este hecho ya se debería haber buscado una alternativa, un espacio escénico que acoja los conciertos de verano. ¿Que no hemos hecho nada por solucionarlo? ¿que es un engorro?, pues sí, pero -respuesta habitual- «no nos pongamos nerviosos estamos trabajando en ello. Son cosas que pasan no hace falta buscarle tres vueltas a la historia. Ya buscaremos alternativa cualquier sitio es posible, lo estamos estudiando».
Otro caso. Que la programación de los teatros es minoritaria, aburrida y repetitiva -con algunas mejoras por supuesto- y que la gente -no toda, claro- la critica y pide que sea mejor, pues me indigno en forma de cartas y mensajes. Y en cuanto a los empresarios, qué decir. Su caso es un poco diferente, porque nadie les ha puesto ahí y no le deben nada a ninguna persona más que a sí mismos, total, es su patrimonio y ellos juegan con él. Pero, ¿qué pasa cuando el servicio que prestan es deficitario o erróneo? Entonces, mejor no critiques, huye.