Flamenco se escribe con jota
Actualizado: Guardar¿Donde nace el flamenco? ¿Tiene fecha de nacimiento? ¿Quién lo creó? ¿Quién inventó los diferentes estilos de existen? Para dar respuesta a algunas de estas preguntas nos tenemos que acercar al pasado. Otras no tienen respuesta, o bien las investigaciones no han logrado descifrar lo que demominamos génesis del flamenco. Si hablamos de creadores, nos tenemos que agarrar como un clavo ardiendo a la tradición oral, y si hablamos de creaciones, nos quedamos en el limbo celestial de la incertidumbre. De lo que sí hay constancia es de referentes musicales que fueron el germen para que el flamenco se gestara en una época de mestizaje cultural.
Alejado del flamenco tradicional, se presentó en la Sala Compañía la obra de Miguel Ángel Berna, maño de nacimiento y jotero de afición. Proviene del gremio de la danza y se ha atrevido ha acercarse al flamenco introduciendo las bases de los comienzos musicales que han ido efervesciendo en la zona de la bahía de Cádiz y los puertos.
Actuación sin precedentes en el festival de este año, con un acontecimiento de corte folclórico.
Traslalados a la España del siglo XVIII y a los bailes que estaban en su máximo fulgor, la jota, en todas sus variedades han sido bailadas y aplaudidas por los que estábamos allí. Medio aforo que ha salido contento de un repertorio totalmente válido, con categoría en el cante y la elaborada composición musical de los artistas que acompañan a Berna. Sonidos gaiteros, de bandurria, de laúd y acordeón se han colado en los tímpanos receptivos con gusto.
Variantes romanceras con reminiscencias a los antiguos trovos alpujarreños y romances, en el baile de Miguel Ángel que sorprende por su grandilocuencia y técnica depurada. Saltos joteros al ritmo del cajón flamenco, que ha soportado el espectáculo y ha marcado las líneas de trabajo del resto de compañeros. Sobresaliente para las manos del bailarín que ha ejecutado repiqueteos de castañuelas, de tamaño exageradamente diminuto, que en ningún momento han pasado por el ria-pitá al que nos tiene acostumbrados este minúsculo instrumento. Cualquiera que haya vivido el espectáculo y que, los días en los que se celebra el Mercado Medieval a comienzo de otoño se haya dado una vuelta por el centro, plaza del Arenal, etc, habrá comprobado que dejamos de lado a una tradición que nos pertenece y que dejamos en el cajón desastre la mayor parte del año.
Rumbas y sones con bases de las cantiñas o alegrías han cautivado en un repertorio que ha sabido trasnmitir las vivencias que amenizaban los mercados de la vieja Castilla, con tratantes de ganado incluidos y ventas de enseres tradicionales, artesanías etc. Sabia elección la de incorporar estas músicas en un festival dedicado al flamenco.