Artículos

Friquitown

Con el baile del chiqui-chiqui y sus cuatro pasos fundamentales, ya saben, «uno, el breikindance; dos, el crusaito; tres, el maiquelyason, y cuatro, el robocop» creía que lo había visto casi todo, porque estaba en la línea de la Terremoto de Alcorcón, de las Supremas de Móstoles, de Cañita Brava y de todo ese disparatado espacio friqui que cada cierto tiempo nos invade y nos iguala a todos mientras tarareamos que quiero hacer un corral o que amo a Laura o que alguien me pone los cuernos o que el Guararey es la tierra del sucusucu.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Pero después de leer las declaraciones de los miles de euroforeros que piensan ya en Rodolfo Chiquilicuatre como el gran vengador de la honra hispana en el casposo certamen de Eurovisión, y que ven en el chiqui-chiqui el himno que nunca tuvimos para que Europa se entere de con quién se juega los cuartos, me entró la duda. Definitivamente hay que averiguar qué tipo de garrafón es el que toman algunos.

Pero en plena conmoción eurovisiva me asaltó la prueba definitiva de algo que ya sospechaba, pero que no terminaba de evidenciarse. Cádiz es la cuna de lo friqui, donde nace. Ya no tengo dudas. ¿Es usted uno de los noventa que el próximo miércoles santo se va a pasear por la ciudad vestido de no se sabe bien qué? ¿Se siente usted en la piel de una de aquellas mujeres que tuvieron que defender su ciudad, vestida de piconera? ¿Vistiéndose de pueblo soberano toma usted conciencia del orgullo de haber nacido en una ciudad que fue cuna de la tercera Constitución del mundo? ¿Arde en deseos de ver a la Asociación Histórica de Voluntarios de Torrijos en la salida de la Sentencia? ¿Es usted de los cuarenta soldaditos que están recibiendo instrucción militar como en sus años mozos? ¿Tiene pensado repetir la experiencia cada año hasta que llegue el Doce?

No, lo del baile del chiqui-chiqui es una bobada. Aquí es donde está lo bueno. En friquitown. Sonrían, por favor.