ANÁLISIS

buena suerte

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uentan que un buen señor rezaba a todas horas machaconamente pidiéndole a la Providencia que le tocara la lotería. Era tan insistente que cierto día alguién le respondió desde allá arriba que sí, que todo lo que quisiera, pero que, por lo menos, comprara los boletos. Me da la sensación de que Jerez, con este I Acuerdo de Concertación Social presentado ayer con una conveniente y estudiada solemnidad y boato, lo que ha hecho ha sido eso, comprar los boletos. No seré yo quien niegue la importancia de que los empresarios, los sindicatos y las administraciones local y regional se den la mano en busca de un objetivo común, pero por más que releo el documento en cuestión lo único que hallo es un rosario de buenas intenciones cuya materialización depende de gran cantidad de variables. Por eso, ahora más que nunca, todos los agentes sociales y económicos de la ciudad tendremos que empujar en una misma dirección y, sobre todo, exigir resultados a un plan que no podemos permitir que se convierta con el tiempo en papel mojado, como tantos otros parecidos que vieron la luz antes en otros puntos de nuestra geografía. La propia Pilar Sánchez señaló ayer que este acuerdo de por sí no es más que un «instrumento», y que habrá que utilizarlo con destreza -y yo añado que también con tesón- para que nos dé resultados óptimos. A la alcaldesa hay que aplaudirle su empeño en este proyecto y sólo recriminarle que la presentación del mismo haya caído en el calendario a escasos días de las elecciones. Por lo demás, sólo queda trabajar para que haya más trabajo y no tengamos que encomendarnos a la Diosa Fortuna.