JUEGO DE INTENCIONES. Una de las piezas de Chanivet.
Cultura

Una inyección de vitalidad

La Galería Gades mantendrá abierta al público hasta el próximo 22 de marzo la exposición colectiva de jóvenes pintores 'Valores añadidos'

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Una de las ranuras por las que la originalidad del arte corre el peligro de esfumarse es la falta de construcción de una identidad fuerte, bien ensamblada, no concebida sólo como parte del proceso artístico, sino como un consistente signo diferenciador, vertebrado en la personalidad del autor.

Justo en este terreno resbaladizo es donde el universo individual se encuentra expuesto a la banalización comercial.

Con esta premisa como telón de fondo, la Galería Gades presenta al público la exposición colectiva Valores Añadidos, inaugurada el pasado viernes 22 de febrero y que se mantendrá abierta hasta el próximo 22 de marzo.

Un conjunto de alrededor de 30 obras, cuyos añadidos, según el comisario y responsable de la galería, Ramón Pareja, son «la improvisación de jóvenes artistas conocedores del rigor estético, dotados de una precoz madurez reflexiva y con dominio de la técnica base». La muestra corrobora la calidad profesional de los artífices de los cuadros, de raigambre gaditana; sin embargo, Pareja insiste en que el criterio de selección de «no ha tenido que ver con la procedencia, sino con el nivel y la calidad que han alcanzado dentro en la provincia». Pese a su juventud, el elenco de «consolidados» creadores que participan -Alejandro Botubol, Pablo Pujol, José Antonio Chanivet y Fátima Conesa-, en palabras del comisario, «aportan al arte contemporáneo la vitalidad que necesita». Precisamente esta inyección de vitamina se convierte en el hilo conductor de la exposición, en la que tienen cabida la plástica del surrealismo, la estridencia cromática o la sutileza pictórica; piezas sugerentes e impactantes donde la simplificación del estilo es difícilmente viable. En todos ellos, se reconoce el profundo conocimiento de la historia del arte y un toque de aire fresco.

Jose Antonio Chanivet (Puerto Real) -uno de los más firmes valores de la pintura andaluza-, regala al espectador un mundo de imágenes, cuya interpretación se basa en la arbitrariedad del juego de intenciones.

El poder intimidatorio del color es lo que sacude la creatividad de Alejandro Botubol (Cádiz 1979); una técnica que lo acerca al fauvismo a través de la utilización de escuetas líneas estructurales que a la vez buscan el alma de lo que el artífice ha querido representar, a la manera expresionista.

'Abstracción mágica'

Pablo F. Pujol (Cádiz 1977), trabaja desde la profunda magia del color, algo que le ha valido el calificativo de su obra como inmersa en una abstracción mágica. «Pujol trabaja además en diferentes niveles e incluye el blanco acompañado de pequeños signos para definir un universo más alejado de la realidad», comenta Pareja. Una obsesión que se «posa», en último término, en la mente.

Por otra parte, lo poético y lo contundente se dan la mano en la obra de Fátima Conesa (Algeciras -Cádiz-, 1977). Su creatividad no surge de un esbozo ni de una idea preconcebida sino que «va haciendose poco a poco hasta impregnarse de sutileza y poesía». Todo ello a través de un trazo «seguro de sí mismo» cuyo objetivo último es impactar.