Vuelta de Hoja | Defensa propia
Actualizado: GuardarLa derrota del Madrid ante el laborioso Geta ha provocado más comentarios, sobre todo más ardorosos, que el debate entre los señores Rodríguez Zapatero y Rajoy. Quizá esto se deba a dos causas: mucha gente descree de la sublime función política y otra tanta piensa, después de la ronda de ofertas, que en cuanto a geta ninguno de los dos tiene que envidiarle nada al otro en lo que respecta a superficie facial. No estoy demasiado de acuerdo con esas conjeturas. Me parece que eso de refugiarse en la frivolidad responde a un impulso de supervivencia. El superávit de información política se ha convertido en una tabarra y llega un momento en el que hay que evadirse. En el fútbol siempre se ha dado la sorpresa, o sea, la victoria de quien no se espera, y en cambio en los debates se sabe de antemano que van a ganar los dos, según el criterio de sus hinchas respectivos.
Habría que hacer el elogio de lo intrascendente, ya que estamos abrumados por cosas importantísimas. Lo de Kosovo, que puede traer cola, la nueva monarquía castrista en Cuba, donde sigue sin haber mandatarios negros, y el problema del paro y de la inmigración. Si aumenta el número de parados y si seguimos admitiendo, con admirable sentido de la hospitalidad, a tan alto número de granujas, las cosas irán no sólo de mal en peor, sino de peor en catastróficas. Ya seis de cada diez compatriotas reprueban la política inmigratoria. (Vaya nuestra admiración por el otro cuarenta por ciento, que se conoce que ni ha sido atracado ni teme que vaya a serlo). ¿Cómo sorprenderse de que el Madrid y el Barça acaparen las conversaciones? Todos tenemos derecho a defendernos y las expansiones nos ayudan a desintoxicarnos. No es que tengamos la cabeza vacía: es que ya no nos caben en ella ni más promesas, ni más mítines, ni más aplazados programas de festejos.