«Lo de la obra era algo que se veía venir desde hace mucho tiempo»

Los vecinos que el domingo tuvieron que ser desalojados de sus casas en Torresoto acudían ayer por la mañana a comprobar de primera mano el estado de las mismas. Tras verse obligados a hacer la maleta ante el peligro de derrumbe de los inmuebles, debido a las obras de construcción de un bloque de viviendas en un solar contiguo, las tres familias afectadas miran con inquietud hacia el futuro con la certeza, en algunos casos, de que la situación se podía haber evitado.

Así lo explicaba a este medio una de las perjudicadas, que ha relatado cómo el suceso sobrevino estando ella fuera de casa. «Le cogió a mi niña sola y no se lo esperaba, con todo el bullicio se puso muy nerviosa, se hartó de llorar y se tuvo que ir corriendo para la casa de mi madre. El arquitecto me llamó ayer y creo que se están moviendo, pero todo esto se debía haber prevenido, lo veíamos venir desde hace mucho tiempo. La obra empezó hace dos años pero dejaron aquello solo, remendaron un poco el muro y se quedó ahí. Y ahora de golpe y porrazo en dos semanas han empezado a excavar y excavar, y lo han abierto todo».

Como concretó ayer el delegado de Urbanismo, Juan Pedro Crisol, que se presentó en la calle Álvar Fáñez para supervisar los daños, el desalojo se produjo como medida preventiva por el derrumbe de unos terrenos arcillosos, que cayeron como consecuencia de las fuertes lluvias. No obstante, el delegado aseguró que en las ejecuciones de la empresa Proindecor, promotora de la obra, no se ha apreciado irregularidad alguna, por lo que el incidente responde únicamente al desarrollo normal de las mismas.

Lo que sí ha asegurado Crisol es que los afectados volverán a sus viviendas a finales de esta semana, una vez que se completen los trabajos que se vieron perjudicados por la lluvia. En lo que respecta a los daños en las casas colindantes, será la promotora la que finalmente se haga cargo de los mismos, puesto que la Delegación se limita a «actuar en defensa de los bienes y de la seguridad de las personas». Aunque afortunadamente no se han lamentado daños personales, algunas viviendas presentan serias grietas y humedades y, lo peor de todo, corren el riesgo de derrumbe o de sufrir algún perjuicio de mayor consideración.

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