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ESPAÑA

Gestos duros

Las cámaras captaron primeros planos que subrayaron el discurso áspero y el tono tenso elegido por ambos candidatos para su primer duelo

JAVIER MUÑOZ
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¿Se puede medir la credibilidad alcanzada anoche por José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy? El psicólogo Paul Elkman, que ha sido asesor del Departamento de Defensa estadounidense y del FBI, sostiene que la falta de movimiento de las cejas constituye «un indicio sutil, pero decisivo», de una sonrisa falsa. En el libro 'Cómo detectar mentiras' (Paidós, 2001), Elkman define hasta dieciocho tipo de sonrisas; desde la 'conquistadora', que convierte la 'La Gioconda' en un cuadro «extraordinario», hasta la 'mitigadora', cuyo propósito es «limar las asperezas de un mensaje desagradable o crítico», obligando al interlocutor a devolver el gesto, a pesar del disgusto que haya podido causarle.

Zapatero, corbata azul, y Rajoy, corbata roja, convencieron o defraudaron al electorado no sólo con sus respectivos discursos, sino también con los gestos; un lenguaje más difícil de dominar y que podía delatar las emociones. La televisión ofreció sobre todo primeros planos, que subrayaron el discurso áspero y el tono de voz tenso elegido por ambos candidatos; pero los espectadores pudieron ver fugazmente al candidato popular frotándose las manos cuando llegó el momento de hablar de economía. O al candidato socialista inclinándose hacia adelante para contraatacar con el desempleo, al tiempo que dibujaba una línea fina y firme con los labios. También se vieron dos maneras de sentarse. Mientras Zapatero se asomaba al borde de la silla, tensa la espalda y sin respaldo alguno, Rajoy se recostaba más en el asiento.

A mitad del debate, cuando el líder socialista acusó al PP de haber practicado la descalificación sistemática, o cuando su adversario insitió en que su oponente había mentido durante la legislatura, los tres millones de votantes indecisos, los que quizá inclinen el resultado de los comicios generales, podían hacer 'zapping' con una amplia lista de programas: el último episodio de la serie CSI-Miami (Tele 5); la comedia 'Física o Química' (Antena 3); 'Una película hablada', del director Manoel de Oliveira (La 2); 'Goenkale' (ETB 1) y 'La conquista del fin del mundo' (ETB 2).

Los telespectadores que se quedaron con el debate electoral sólo tuvieron que contemplar seis minutos de pausa publicitaria, un periodo que los anunciantes pagarán -si se confirma un 'share' del 20%- a razón de 1.250 euros por segundo. La pasada semana, el partido entre la Roma y el Real Madrid alcanzó una cuota del 17%.

En el monte y en casa

La jornada había sido larga para los candidatos. Por la mañana, Zapatero acudió a la sede socialista de la calle Gobelas para dar los últimos retoques a su intervención. Luego se fue a comer y, según su gabinete de prensa, dio un paseo por el monte para refrescar las ideas. En cambio, Mariano Rajoy se quedó en casa, descansando con su familia, aunque se mantuvo en contacto con los responsables de su campaña.

Pero la tranquilidad se quedó a las puertas de Ifema. Los protagonistas del debate se enzarzaron en un toma y daca intenso y bronco, en el que Rajoy se mostró más envarado al principio, mirando frecuentemente las notas. No obstante, el líder popular empleó siempre un tono beligerante e irónico, mientras que Zapatero negaba con la cabeza y miraba a su adversario con fijeza, interrumpiéndole en algunas ocasiones. Pocas veces se cruzaron los discursos. Los candidatos preferían utilizar la réplica para concentrarse en su mensajes y alejarse del terreno del contrario, mientras las cámaras les seguían disciplinadamente.