De raíces jerezanas

En su menuda silueta tiene que haber una mujer fuerte y con carácter, que sabe darle la medida a las cosas y que si quiere decir algo, lo dice y punto. La sevillana Manuela Ríos agradeció ayer al Festival de Jerez «que me dé esta oportunidad porque ya era hora», expresión que le salió del alma y que atrapó la atención del público de la bodega de San Ginés. De tablas es el espectáculo que pondrá en escena hoy en la Sala Compañía: «Estoy contenta de que haya sido en Jerez porque es un sitio que admiro».

La bailaora sevillana se deshacía ayer en elogios a Rafael Rodríguez -que le acompaña esta noche a la guitarra- «porque me ha hecho ver en el baile cosas que yo no veía como el temple o la personalidad». A Manuela siempre le ha gustado más destacar «por la dificultad y él siempre me decía: que por ahí no va, que es bueno tener eso pero no hay que perder lo demás». Asegura que «él siempre ha estado detrás mía y hasta mi marido dice que sólo le echo cuenta a Rafael». Además, Manuela comparte con su guitarrista la autoría del espectáculo: «Él me ha ayudado a plasmar la idea».

Esta sevillana de abuela jerezana empezó más bien tarde en el mundo del baile, a los doce años: «Mi tío abuelo fue el que enseñó a bailar a Andrés Marín padre en su academia de Jerez. A mí me enseñó Andrés Marín hijo y luego entré con los Farruco». Debutó en el tablao La Trocha y a sus 36 años ha actuado en toda España y en el extranjero. Tiene en su haber el mérito de actuar en templos del flamenco como Casa Patas, en Madrid , o el Teatro Central de Sevilla. En la Bienal de Flamenco de la capital hispalense formó parte del espectáculo de la compañía de los Ullen, Alicia.

Aunque Manuela ya ha participado en varios espectáculos del Festival de Jerez en anteriores ediciones, es la primera vez que se enfrenta al público en solitario. «Esta noche espero disfrutar mucho». De su espectáculo no quiso detallar mucho más: «Haremos romances, soleás y... bueno, id a verlo».