ESPAÑA

Pendientes de dos terceras partes de los votos

No es que Blázquez no haya compartido el sentir último de estas denuncias de cúpula eclesiástica, que ha respaldado, pero nunca ha llegado a asemejar éstas con acusaciones contra el Gobierno del PSOE como las de dar el visto bueno a un ordenamiento jurídico que ha dado «marcha atrás a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas» o apostar por un laicismo radical que conduce a la «disolución de la democracia». Tesis ambas defendidas por Rouco y el cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García Gasco, durante la fiesta por la familia cristiana celebrada el pasado 30 de diciembre en Madrid. El obispo de Bilbao se ha caracterizado siempre por unas formas más suaves, proclive a tender puentes y a reconducir, en lo posible, el diálogo, evitando los enfrentamientos viscerales.

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Sería una sorpresa que Blázquez fuese reelegido, según las 'quinielas' que ya se manejan, aunque entre los obispos todo es posible. Ya dio el campanazo en las últimas elecciones, hace tres años, cuando un escasísimo voto impidió que Rouco emulara al cardenal Tarancón, el único obispo en la historia de la CEE, desde su creación en 1966, que ganó la presidencia en tres ocasiones consecutivas. Pero hay que tener en cuenta que el triunfo de Blázquez no fue cuantitativo, sino cualitativo.

Las reglas de la Conferencia Episcopal prevén en sus estatutos que para un tercer mandato el presidente debe obtener las dos terceras partes de los votos de la Asamblea Plenaria y no la mayoría absoluta (la mitad de los votos más uno), como es necesario para las dos primeras elecciones. Ricardo Blázquez no ganó en número de votos a Rouco, sino que obtuvo bastantes menos, pero dejó en el camino al arzobispo de Madrid, que no logró ser reelegido por tercera vez.