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CON LUZ PROPIA. Viyuela fue el mejor de sobre el terreno de juego. / O. CH.
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La calidad del Racing Portuense no doblega el músculo del Melilla

Los rojiblancos empatan sin goles pese a gozar de las mejores ocasiones La falta de ideas en el último pase frena la apuesta ofensiva de Carlos Orúe

ANDER AZPIROZ
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Inusual mañana de fútbol la que se vivió ayer en el José del Cuvillo, en la que se cambió la habitual cinco de la tarde por el mediodía como hora para disputar el correspondiente compromiso liguero del Racing Portuense. El retoque de horario no afectó en exceso la afluencia de una afición que sabía lo que se jugaban los suyos ante el Melilla.

Ya lo venía avisando a lo largo de la semana Carlos Orúe. Tras la derrota ante el Écija y el regreso a los puestos de descenso directo, al Portuense sólo le valía ganar. Y es por ello que el preparador jerezano puso en liza el que quizá haya sido el once titular más ofensivo desde que se hiciera cargo del equipo. Al campo del Cuvillo saltó un equipo con calidad y técnica como bandera. La creación del juego recayó en dos hombres de gusto por el toque, Masegosa y Dani Zúñiga; apoyados por Zurdo y Viyuela por las bandas y con el capitán Manolo Sanlúcar como hombre más adelantado. Enfrente, un Melilla plagado de centímetros y músculo,que presentó las jugadas a balón parado como mayor amenaza para un Portuense repleto de peloteros, pero con escasa altura que anteponer en los balones por alto.

Los primeros minutos serían ya un anticipo de lo que sería el resto del partido. El Racing tocando y tocando pero estrellándose en el último pase contra las torres defensivas norteafricanas. Mientras, el Melilla, agazapado atrás, intentaba sin éxito sorprender a la contra y echaba el resto en cuanto balón podía colgar en las inmediaciones de la portería defendida por Wilfred.

Bajo estas premisas la primera ocasión sólo podía llegar del lado racinguista. Un jugada ensayada a la salida de un córner llega a los pies de Merino que solo en el interior del área golpea por encima del larguero cuando la grada ya cantaba el primero de la mañana. Fue ésta la ocasión más clara de los locales durante la primera parte, ya que aunque controlaron con comodidad, no volvieron a crear peligro a pesar del excelente partido de Juan Viyuela en la banda derecha. El de Burgos fue una jornada más el mejor de los rojiblancos. Junto a Masegosa formó una perfecta asociación que cada vez que actuaba acababa con algún balón comprometido de atajar para la defensa melillense.

Un disparo lejano de Masegosa y un bonito slálom de Sanlúcar que no llegó a ver puerta fueron las únicas jugadas reseñables en el resto del primer tiempo. Cumplidos los 45 minutos, el Portuense enfilaba el camino de vestuarios con todos los deberes pendientes para la reanudación.

Las mejores ocasiones

Conscientes de lo que se jugaban los rojiblancos redoblaron sus esfuerzos en busca del ansiado gol. Fueron los mejores minutos para los de Orúe que llegaron en varios ocasiones. La más clara de ellas la protagonizó Dani Zúñiga, quien casi sin ángulo disparó para que el portero despejará en el primer palo, de nuevo el rechace caía en los pies del medio centro que una vez más golpeaba para que el balón se pasease por la línea de gol sin que ningún compañero acertase a poner la bota. Instantes después, Dorronsoro se comía una falta lejana colgada por Zurdo y un defensa despejaba cuando el balón ya se colaba dentro. Y en la que fue la mejor jugada del partido, Sanlúcar se deshacía de cuanto rival salía a su paso pero su tiro, con intención y colocado, era despejado con palomita de por medio por el cancerbero norteafricano.

Cambios discutidos

Orúe movía el banquillo y daba entrada a Sambruno por Zanotti. El cambio se producía en medio de la pitada de una afición que no entendía el motivo al desconocer las molestias físicas del argentino. Con las siguientes sustituciones el preparador jerezano sí pondría toda la carne en el asador. Sergio Narváez sustituía a un brillante Masegosa mientras que Raúl Molina hacía lo propio con Dani Zúñiga.Tampoco esta última decisión suscitó la aprobación del público. En la grada del Cuvillo está extendida la opinión de que a Raúl Molina aún le falta para encontrar su mejor forma mientras que se sigue recordando que Paulino, ausente de las últimas convocatorias, se mantiene como pichichi del equipo. Los últimos minutos fueron un quiero y no puedo del Portuense que siguió sin poder dar con ese último pase que le diera los tres puntos en juego. No lo encontró y el partido se fue apagando. Pero aún pudo haber obtenido premio el Portuense si el colegiado hubiese considerado una posible mano de un defensa visitante en el área del Melilla.

Al final un solo punto para los rojiblancos. Escaso botín para lo que pudo y debió haber sido pero que les permite salir del descenso directo.