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Un directivo jerezano en la sede central

Manuel Cambas era uno de los siete directores generales de las divisiones de Rumasa nacidos en Jerez -en total eran 14- y que tenían su despacho en la sede central de Rumasa en las Torres de Colón -que Ruiz-Mateos bautizó como Torres de Jerez-. Él vivió en primera persona la llegada de los interventores del Estado el 23 de febrero y reconoce que «fue un auténtico mazazo, porque el grupo iba francamente bien e incluso se habían adquirido nuevos negocios recientemente».

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Cambas recuerda que los funcionarios ocuparon la sede «y empezaron a trabajar a su manera» y «en dos o tres meses nos marchamos de allí». Algunos incluso se fueron a Londres junto a José María Ruiz-Mateos, como le ocurrió a José Díaz, hermano de Eugenio y que era el secretario personal del patriarca de la familia.

El 23 de febrero de 1983 se difuminó el objetivo de Ruiz-Mateos de «alcanzar la meta de los 100.000 puestos de trabajo en Rumasa» y el grupo empezó a desaparecer. «En Jerez tenía el 35% del sector del vino, en aquella época en la que el negocio del Marco era un filón», recalca Cambas, y eso sólo es un reflejo de lo que suponía este holding. Sin embargo, este antiguo directivo deja claro que «José María Ruiz-Mateos no piensa en el pasado, ni se regodea en la pérdida. Su cabeza está puesta en el trabajo, al que sigue dedicado».