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ENTREGADO. Mariano Rajoy saluda al público que llenó el pabellón de Ciudad Jardín para aclamarle. / SALVADOR SALAS
ESPAÑA

Rajoy declara urgente el cambio porque España «no resiste cuatro años más de Zapatero»

El líder de los populares saca la agresividad que no tuvo Pizarro para descalificar la política económica de «paro y despilfarro» del Ejecutivo Asegura que su partido tendrá que arreglar la situación como cuando llegó al Gobierno en 1996

MAGIS IGLESIAS
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Mariano Rajoy incrementó un grado su agresividad con los socialistas y cargó las tintas contra la política económica del Gobierno, en un tono acusador que no tuvo su número dos, Manuel Pizarro, en el debate del pasado jueves con Pedro Solbes. Cuando los ecos del pinchazo televisivo del dirigente popular todavía no se habían apagado, el candidato del PP tildó de «pesadilla» la política económica de Rodríguez Zapatero y recurrió a las amenazas para advertir del riesgo que supondrá para el bolsillo de los españoles un nuevo mandato del PSOE.

«Cuatro años de frivolidad se pueden aguantar porque hay inercias, pero cuatro años más del señor Rodríguez Zapatero yo os aseguro que España no lo resiste», avisó y presentó como crucial la cita de los electores el próximo 9 de marzo. «Nos jugamos nuestro futuro», argumentó.

El líder de los populares sembró su discurso de apelaciones al cambio político y urgió los votos para lograrlo. «El cambio vale la pena, es necesario, urgente, está ahí y con vosotros lo vamos a conseguir», afirmó tras describir una pésima situación política y económica como consecuencia de que el Gobierno socialista ha practicado la «política del avestruz ocultando la cabeza debajo del ala» y ha sido «insensible» ante los problemas que padecen los españoles, relacionados con la seguridad ciudadana, la inmigración o la economía.

«Una pesadilla»

Rajoy echó la vista atrás para descalificar la gestión de Pedro Solbes en los gobiernos de Felipe González en los años 90. Aseguró que el PP tuvo que arrastrar las consecuencias de una crisis heredada cuando llegó al poder con una Seguridad Social en bancarrota y el paro en el 23%. Recordó que el PP redujo a la mitad el desempleo durante sus dos mandatos y así explicó que en 2003 hubiera un porcentaje de parados superior al actual, como reprochó Solbes a Pizarro sin que éste replicara con el argumento que esgrimió Rajoy ayer.

El líder del PP declaró que los socialistas «son incorregibles» porque «vuelven a las andadas» con actuaciones similares a las que, según dijo, tuvo que corregir su partido al llegar al Gobierno. «Ahora vuelven a dejarnos cosas como en el 96», apuntó y se quejó de que el paro y los precios «suben como nunca». Quiso calentar el ambiente antes de su cara a cara con Rodríguez Zapatero e hizo un resumen de la legislatura basado en «los dos grandes proyectos que han sido los dos grandes fracasos» del líder socialista. Mencionó la negociación con ETA y el Estatuto de Cataluña porque «es un gobernante al que no le gustaba España». Calificó de «pesadilla» su política económica y arremetió contra el PSOE por su gestión de la inmigración. «Hoy hay más del doble de extranjeros que en 2004», aseguró y presentó sus soluciones para la seguridad ciudadana, la igualdad de la mujer y la subida de las pensiones.

Con más fieles

Rajoy ya no menciona los altercados que padecen sus dirigentes porque los estrategas del PP creen que magnificar o utilizar electoralmente estos incidentes no les beneficia. «Se demostró en 2004 y en otras ocasiones en las que, como en Cataluña, éramos increpados por grupos de manifestantes», recuerda un responsable de la dirección popular. «Te hace aparecer como un partido marginal», apostilla. El candidato se limita a denunciar que «quisieron excluir al PP y hacerle un control sanitario» pero enseguida recuerda su peso como el partido más grande de España, y lo presenta como el ganador de las elecciones y la fuerza política que cuenta con más fieles.

Para abundar en esta idea, el partido opositor ha incluido en su estrategia de campaña la proyección de una imagen de éxito como la que trata de transmitir su líder, que despliega un optimismo no muy habitual, hasta ahora, en él. Ni siquiera el fracaso de Manuel Pizarro en el debate con Pedro Solbes ha alterado este ánimo porque el equipo de Rajoy tiene claro que este cara a cara no tiene nada que ver con el que celebrará Rajoy con el presidente del Gobierno el próximo lunes.