SENTIMIENTO. El Pipa sabe como nadie vivir y mostrar su pasión sobre el escenario. / TAMARA SÁNCHEZ
Cultura

El pipa se reinterpreta de nuevo

El séptimo estreno de Antonio juega con los mismos argumentos de siempre

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Antonio El Pipa quiso mostrar una faceta más intimista con la obra Puertas Adentro. Pero al final terminó contando lo mismo de lo mismo. Y hace bien porque nadie le negará que sabe sacar partido de sus habilidades a la hora de ganarse al público. Y no sólo con su baile. Tiene experiencia en ello y colorea sus empresas al gusto de la mayoría. La puesta en escena giraba en torno de los tres grandes argumentos de la poesía; el amor, la vida y la muerte. Articulando así los pasajes de este nuevo montaje que tienen su origen en los versos de Miguel Hernández Las tres heridas. Dos catalanes de renombre, Montse Cortés y José Luis Montón, abren las secuencias vivenciales dando paso la presencia de la muerte resueltas en forma de petenera con una interpretación bastante singular por la abrumadora presencia del braceo, quedando algo corta de cintura para abajo y demasiado almibarada, restando algo de dramatismo.

El bailaor recuerda de esta forma el reciente fallecimiento de su madre, una herida, la primera de la obra, que aún no ha supurado. El guión inicial invita a la retrospectiva, la voz negra de Juana la del Pipa avisa del juego entre la vida y la muerte, como un visceral contraste que resume toda la primera parte. Destaca el especial dramatismo de este eco insondable y todo un regalo. Cristian de los Reyes mostró un gran talante.

La segunda estampa quiere agarrarse a la vida tras la muerte. El ying y el yang de la existencia. Extraordinario en todo momento, el gran músico José Luis Montón regala armonías creativas y con peso para que Monste Cortés asuma el papel de madre con una nana compuesta por David de María. La escena nos lleva al Barrio de Santiago y todo se vuelve colorista y colectivo. Aparece la jovencísima Macarena Ramírez con un desparpajo sin igual y una buena colocación interpretando la guajira. Otro paso a dos de Antonio y Cristian quiere demostrar el mecanismo de aprendizaje natural sobre el fondo de la mítica bulería que cierra el disco Canta Jerez.

La última herida es la del amor. Antonio ha recuperado a su paisana María del Mar Moreno que se encontró con un papel más adecuado a sus características que en la noche anterior y supo sacarle un mayor partido.

El color rojo de la pasión y el blanco lo envuelve todo pero el frágil guión va desapareciendo por momentos por mor de una continua reiteración de conceptos y que nos recuerda en exceso escenas de otras obras de Antonio de las que ha cogido muchos retales para la que se representaba anoche. El bailaor remienda y remienda para vender nuevas creaciones con demoninador común.

El archirrepetido número de la soleá, que a Dios gracias nos trae de nuevo la voz gitanísima de Juana, nos muestra las constantes de Antonio El Pipa. Un bailaor que sabe muy bien el margen de sus posibilidades, aunque a veces recurra al ciertas poses efectistas.

El montaje de Puertas Adentro tuvo todas las características de su obra; todas se adeudan entre sí. Es la gran habilidad de contar siempre la misma historia en siete estrenos distintos. Con arte y muy buenas colaboraciones.