¿Crecimiento o bienestar? FERNANDO MORENO BERNAL
En Tribuna de opinión del pasado 19 de Febrero Fernando Sicre Gilabert publica el artículo «Crecimiento y desequilibrio» en el que resume la doctrina económica ortodoxa de los últimos años, versión Milton Friedman, basada en el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), para criticar la situación actual y terminar diciendo que Ello nos situaría en los niveles de renta del año 2003.
Actualizado: GuardarDesde 1993, en que el premio Nóbel de economía Amartya Sen elaboró el Índice de Desarrollo Humano (IDH) para la ONU, existe entre los economistas un fuerte sentimiento de que el Producto Interno Bruto (PIB) no es un buen instrumento de medida. El PIB no mide adecuadamente los cambios que afectan el bienestar, ni permite comparar correctamente el bienestar en los diferentes países.
Cuando el único objetivo es tratar de maximizar el PIB, como no es un buen instrumento de medida, se puede llegar a ser contraproducente. El ejemplo español es paradigmático: la liberación total del urbanismo con la Ley del suelo de 1998 dio vía libre a la especulación inmobiliaria construyéndose más viviendas que en Gran Bretaña, Francia y Alemania juntos, aumentando el PIB pero, sin embargo, el problema de la vivienda sigue siendo uno de los principales problemas de la ciudadanía española. Quienes las necesitan para poder desarrollar un proyecto de vida no tienen acceso a ellas. El crecimiento del PIB basado en el sector inmobiliario ha provocado la existencia de millones de viviendas construidas pero sin ocupar, la destrucción del litoral mediterráneo español, la formación de la burbuja especulativa inmobiliaria y la imposibilidad de acceso a la vivienda de las personas que las necesitan. El crecimiento del PIB no ha mejorado el bienestar de la ciudadanía.
Recientemente el Presidente Francés ha creado una Comisión presidida por el Premio Nóbel de economía Joseph Stiglitz, en la que se integra Amartya Sen, para estudiar los instrumentos alternativos de análisis económico que permitan medir correctamente el bienestar. Los trabajos se iniciarán en breve y terminará dentro de un año y medio o dos.
La construcción de índices y herramientas complementarias a los ratios actuales ejercerá un impacto sobre las estadísticas de todos los países y sobre los contenidos académicos. Incluso está abierta la posibilidad de que otros países participen en la Comisión.
Para Stiglitz el debate es mundial, y se ha tornado particularmente urgente debido a los problemas causados por el calentamiento del planeta y la actual crisis financiera que nos obliga a repensar las cosas. Los instrumentos tradicionales de medición del PIB no toman en cuenta la degradación del medio ambiente, ni la desaparición de los recursos naturales.
Se trata de desarrollar la Teoría Económica consecuente y coherente a un mundo donde el factor económico fundamental ya no es el capital sino el ser humano, descubrir y describir las leyes de funcionamiento que lleven a su plenitud la denominada sociedad del conocimiento.
La teoría Económica ortodoxa neoliberal esta sustentada sobre los valores del egoísmo, el interés individual contrapuesto al interés social o interés general, la avaricia, la necesidad de tener, acumular y crecer, la vanidad, poseer y consumir la última novedad del mercado, y la envidia, no ser menos que nadie. El resultado es una sociedad de individualidades solitarias, consumistas, competitivas, depresivas e infelices. La Teoría Económica Alternativa deberá avanzar en las bases necesarias para una sociedad donde el interés individual se realiza integrado en y por el logro del interés social, del interés general; el ser humano se antepondrá al tener; la sostenibilidad medioambiental sustituirá al consumo y el despilfarro; y la diversidad será un factor que enriquecerá a la humanidad ya que son las claves del bienestar humano.
Los indicadores y ratios utilizados por la Teoría Económica ortodoxa neoliberal están en consonancia con su objetivo básico de crecimiento ilimitado y consumismo. El Producto Interior Bruto (PIB) es el indicador de la salud económica de los países y los beneficios obtenidos en las empresas, así como las ventas realizadas el indicador de satisfacción de las necesidades sociales. Crear los indicadores reales en las empresas, Estados y en la sociedad que señalen el bienestar, cohesión y desarrollo humano sostenible será una prioridad para poder desarrollar la Teoría Económica Alternativa. Será necesario para los trabajos de esta Comisión dotarse de la base de datos para estos indicadores de los que se actualmente se carece.
La urgencia de esta tarea la podemos ver con las decisiones adoptadas recientemente por la Reserva Federal Norteamericana (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE). Ante la actual crisis la Fed ha elegido dar más importancia al crecimiento, dejando para más tarde el control de la inflación, desequilibrio en el artículo de F. Sicre; por el contrario el BCE se mantiene firme en el control de la inflación, arriesgando en opinión de muchos analistas el mantenimiento de la actividad económica. La teoría económica ortodoxa encierra a los actuales gestores de las finanzas internacionales y Bancos Centrales en un laberinto sin salida. La decisión de la Fed no sólo provocará mayor inflación sino que más tarde o temprano provocará una nueva burbuja especulativa en el mercado de algún otro activo: de la crisis del sureste asiático 1997-98 surgió la burbuja de las punto.com; de esta la burbuja inmobiliaria, y así indefinidamente. Además se produce el riesgo moral de la perdida de confianza en el sistema ya que se salva a quién no se lo merece, los mismos que se han estado llevando las ganancias extraordinarias son salvados ahora con cargo a los fondos públicos de todos.
El 80% de lo que se produce en el mundo es superfluo. El modelo energético que sustenta el actual modo de producción es insostenible y suicida. No existe solución arrastrando el modelo de producción y consumo dominante. Se trata de discutir sobre las necesidades reales que tenemos y, en consecuencia, qué producimos, cómo lo producimos, con qué valores de uso, cómo lo intercambiamos y distribuimos. Se trata de instaurar las condiciones de otro modo de vivir basado en el «decrecimiento» que maximice el bienestar social, que maximice la satisfacción de las necesidades humanas con el menor consumo y coste. Es decir, extender y aplicar la visión de cliente de las empresas privadas actuales a la totalidad de los procesos productivos, siendo el cliente la propia humanidad y sus necesidades básicas.