
Los candidatos se bajan de la furgoneta y se suben al avión
El autobús para seguir a Fraga "a todo trapo" ha pasado definitivamente a la historia y ahora los aspirantes saltan de nube en nube para ir de un punto a otro de la geografía española
MADRID Actualizado: GuardarEn 30 años de democracia en España las formas y maneras de hacer campaña han cambiado mucho. Las tradicionales precampañas y campañas de coche y caravana de periodistas en autobús han quedado atrás en el afán por aprovechar hasta el último minuto para conseguir un voto. El avión y la televisión se han convertido en los instrumentos esenciales de los candidatos.
El precursor de los conquistadores del aire fue el veterano dirigente comunista Santiago Carrillo, que en las elecciones generales del 82 hizo toda la campaña del PCE en avioneta. El aparato partía del aeropuerto de Madrid-Barajas casi todos los días y por la noche regresaba a la capital de España, pero presentaba el inconveniente de que las plazas eran limitadas para un séquito compuesto por periodistas, asesores y demás comitiva.
Frente a la campaña aérea del PCE, el PSOE hizo en el 82 una campaña a ras de tierra. González era entonces un líder asequible que igual se fumaba el paquete de Ducados de un periodista que le daba a otro un habano de los que le regalaba Fidel Castro, y con ellos hacía kilómetros, muchos kilómetros, de carretera.
Fraga fue el 'Rey de la carretera'
Pero el rey indiscutible de la carretera mientras fue líder de Alianza Popular, Coalición Popular y Partido Popular era Manuel Fraga. Sus campañas eran demoledoras para los periodistas, que seguían a su coche -el famoso Volvo verde- en autobús o furgonetas -de las de antes- y que algunas veces se quedaban en tierra porque debían pasar sus crónicas y la caravana no esperaba.
Como ejemplo, la primera jornada electoral de las elecciones del 86: Madrid-Cáceres-Badajoz-Madrid-Pamplona. Aunque donde don Manuel echaba el resto era en su tierra. Lo mismo daba una campaña electoral para unas generales que para unas gallegas. Cada día, cada jornada, tenía que estar presente en las cuatro provincias gallegas y cuando los periodistas despertaban por la mañana no sabían si estaban en Lugo o en Orense.
Los periodistas, primero aparcados, luego por los aires
Cuando Felipe González llegó al Gobierno dejó aparcados a los periodistas y a los mítines él iba por un lado y los periodistas por otro. Cundió el ejemplo entre los candidatos de otros partidos y a las caravanas de periodistas empezaron a faltarles los líderes de los partidos. Adolfo Suárez, que había fundando el Centro Democrático y Social en 1982, hizo campaña en las generales del 1986 a bordo de un autobús, unos comicios que convirtieron a este partido en la sorpresa al quedar como la tercera fuerza del Congreso, con 19 diputados, y 3 escaños en el Senado.
José María Aznar aplicó el "patrón" Fraga mientras estuvo en la oposición, lo que provocaba las quejas de los periodistas por el ritmo frenético de las campañas. No eran muchos y todos cabían en el vehículo de Aznar. El candidato era una persona accesible, capaz de contar "chistes verdes" o charlar de fútbol con los informadores en el fondo del autobús. Sin embargo, la popularidad del que sería el primer presidente del Gobierno del PP creció al mismo tiempo que lo hacían los medios de comunicación y en 1993 la mayoría de desplazamientos se hicieron en vuelo regular, fueron las primeras elecciones generales en las que hubo un seguimiento televisivo. Los periodistas se multiplicaban en pocos años.
Así, en las de 1996, la "brigada mediática" era irreconocible respecto a siete años antes y viajaba en dos aviones privados de alquiler. El autobús o la furgoneta para seguir a Fraga "a todo trapo" había pasado definitivamente a la historia.