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PROTESTA. Estudiantes serbios con una pancarta en la que dice «Kosovo seguirá siendo nuestra», ante fuerzas internacionales. / EFE
MUNDO

La OTAN blinda la frontera de Kosovo ante la escalada de tensión en Serbia

Las tropas de la Alianza refuerzan las entradas al nuevo país para evitar la llegada de nacionalistas radicales

A. G.
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La escalada de tensión en Serbia ha llevado a las tropas de la OTAN a blindar las fronteras con Kosovo, que el pasado domingo declaró unilateralmente su independencia. Desde esa fecha, los incidentes casi diarios provocados por los serbokosovares en el nuevo Estado culminaron el jueves con los graves disturbios acaecidos en Belgrado. En la capital serbia, centenares de manifestantes descontrolados prendieron fuego a la Embajada de EE. UU. -principal apoyo del nuevo país balcánico- y atacaron las legaciones de otras naciones que han respaldado el proceso de secesión.

La oleada de altercados provocó que Kosovo amaneciera ayer con las tropas de la Alianza Atlántica en alerta. Mientras los helicópteros de la OTAN sobrevolaban el cielo, la Policía kosovar endureció los controles en los pasos fronterizos como medida preventiva. Los agentes, apoyados por soldados de las fuerzas de interposición, impidieron el acceso a ciudadanos no kosovares para evitar que penetraran en el nuevo país radicales serbios para participar en la protesta diaria que se organiza en Mitrovica.

A pesar de los controles, unos mil manifestantes serbios, la mayoría jóvenes, lanzaron piedras y petardos contra los agentes desde la otra parte del río Ibar, frontera natural que divide la ciudad norteña. La muchedumbre enfurecida gritaba 'Kosovo es Serbia', 'Matemos a los albaneses', mientras enarbolaban las banderas serbia, rusa y española. Un portavoz policial informó de que los manifestantes se disolvieron y ningún efectivo de seguridad resultó herido.

Horas antes, Belgrado se despertaba en un ambiente de calma tras la violencia desatada en la víspera, en la que murió una persona y otras 130 resultaron heridas, muchas de ellas policías. Los equipos municipales trabajaban para reparar las señales de tráfico destruidas y limpiaban las calles del centro de grandes cantidades de vidrios de ventanas y escaparates rotos, de contenedores quemados y de otros desperfectos ocasionados por grupos violentos.

Varios políticos serbios han reprobado la violencia que ensombreció la protesta masiva de decenas de miles de personas contra la secesión de la ex provincia serbia. El primer ministro, Vojislav Kostunica, condenó los disturbios e instó a los ciudadanos a «no ocasionar ni el menor incidente» en interés del país. «La violencia y la destrucción perjudican a Serbia y sólo favorecen a los que apoyan el Estado ficticio de Kosovo», enfatizó. El ministro de Defensa, Dragan Sutanovac, indicó que los altercados violentos envían una imagen al mundo que refuerza todavía más la postura de los países partidarios de la segregación.

Desde el exterior también han llegado mensajes contundentes para Belgrado. Ministros y responsables de la Unión Europea exigieron a las autoridades serbias que en lo sucesivo controlen mejor a su población y protejan las embajadas extrajeras, mientras que advirtieron de las posibles consecuencias de los actos de violencia en su futura adhesión. No obstante, el Alto Representante de la UE de Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana, dejó claro que la oferta que se hizo hace un mes a Serbia para la firma de una acuerdo político interino «sigue sobre la mesa».

Críticas a la Policía

En cuanto a los incidentes registrados en Belgrado, hubo coincidencia entre los ministros comunitarios de Defensa en que la Policía serbia podría haber sido más eficaz. «Me hubiera gustado que las fuerzas de seguridad hubieran actuado antes», reconoció a la entrada de una reunión de la UE el titular alemán, Franz Josef Jung, cuya Embajada fue una de las afectadas por los ataques. Recordó a Serbia que «tiene la obligación» de proteger las legaciones diplomáticas en su territorio y subrayó que «sólo podemos condenar estos actos alejándonos de ellos».

Washington también criticó la la seguridad ofrecida por las autoridades serbias. El subsecretario para Asuntos Políticos, Nicholas Burns, declaró que «no hay excusas» para los ataques «no civilizados» y advirtió al primer ministro serbio de que le considerará «personalmente responsable» de cualquier otro incidente. La Embajada de EE. UU. ha sido cerrada hasta que se reparen los daños causados por el fuego.