ANGUSTIA. Familiares de los pasajeros del avión se abrazan llorando al conocer la noticia. / AP
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Mueren 46 personas al estrellarse su avión contra una montaña en Venezuela

El aparato, que quedó «pulverizado» tras el impacto, desapareció de los radares apenas media hora después de su despegue

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Los 46 ocupantes de un avión de la compañía venezolana Santa Bárbara fallecieron tras impactar contra una escarpada zona montañosa al poco de despegar de la ciudad sureña de Mérida con destino al aeropuerto de Maiquetía (Caracas). Está «casi pulverizada», dijo ayer el piloto del helicóptero de rescate que divisó la aeronave.

El turbohélice bimotor ATR 42-300 de fabricación francesa, con 43 pasajeros -entre ellos un niño de 11 años- y tres tripulantes, desapareció de los radares a las 5.30 de la tarde del jueves, media hora después de su despegue. Lo intrincado de la zona, a unos 650 kilómetros al sur de Caracas, impidió labores de rescate inmediatas.

Los familiares de las víctimas pasaron la noche en vela esperando noticias. Ayer, las recibieron y no pudieron ser peores. «La aeronave fue encontrada totalmente siniestrada, impactó contra la cara de una de las montañas en el páramo de Los Conejos y allí lamentablemente fallecieron todos sus ocupantes», confirmó en la televisión local el jefe de Protección Civil, Antonio Rivero. Ramón Viñas, presidente del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil , ratificó que «por la forma del impacto se presume que no hay sobrevivientes». Lo único que «pudo identificarse del avión fue la cola con el emblema de la aerolínea», agregó. Las autoridades estiman que las labores de rescate serán arduas. La zona del accidente está a cuatro horas de caminata de la carretera más próxima y es frecuentada por amantes del parapente. Incluso los socorristas debieron descolgarse con cuerdas.

Los familiares ya saben que posiblemente será imposible recuperar los cuerpos. Jennifer Pérez, pariente de una de las víctimas, dijo haber sido informada de que «es muy difícil que se puedan traer cuerpos porque el avión impactó contra una montaña y al parecer explotó, y no va a haber restos». Delia Lucentini, otra de los familiares, expresó: «No sabía que mi hermano iba en ese vuelo, viajó por cuestiones de trabajo».

Mantenimiento correcto

El diario 'El Universal' recogía el dolor de Elizabeth, esposa de Alexander Quintero, alcalde de Rangel (Mucuchíes) y madre de Eisberth, de 11 años. Ambos estuvieron a punto de perder el vuelo y de hecho fueron los últimos en subir al avión. Santa Bárbara es una línea comercial venezolana que además de vuelos locales tiene rutas a Colombia, Ecuador, España y Estados Unidos. Entre las víctimas se encontraba la estadounidense Vivian Guarth, de 53 años, quien estaba en viaje de trabajo como vicepresidenta de Stanford Financial Group y familiares de un viceministro.

El presidente de la compañía, Jorge Álvarez, afirmó en Caracas que el avión era de finales de los años 80 pero estaba «perfectamente mantenido» y no había «presentado problemas». Explicó que el aeropuerto de Mérida -situado entre montañas- se considera difícil y que los pilotos deben prepararse especialmente y contar con un «certificado para volar» a ese aeródromo, requisito que cumplía el piloto, con 8 años de antigüedad en la empresa.

Este accidente es uno de los más graves registrados en la historia de la aviación comercial venezolana.