Una bailarina flamenca

Con tan sólo 19 años, la hija de José Greco y Lola de Ronda era ya la primera bailarina del Ballet Nacional de España y eso no lo puede decir cualquiera. Aunque tiene formación de clásico español, también baila flamenco. Espectadores de todo el mundo la han visto derrochar su talento sobre escenarios de lugares tan privilegiados como la Ópera de Milán y esta noche, la coqueta Sala Compañía de Jerez será testigo de la puesta en escena de Deoperaflamenco, «una obra pensada y hecha por el amor a esta tierra».

Después de participar en montajes como Salomé, de Van Hoecke, o Medea, con José Granero, Lola Greco encara esta obra de «mezcolanza del flamenco con la lírica». Eso sí, puntualiza que «no hay fusión, que cada cosa está bien clara y los estilos son puros».

No es la primera vez que esta bailarina y flamenca, de ojos limpios, entregados y serenos, asiste al Festival de Jerez. Ya lo hizo en 2002 con el maestro Granero y el montaje A mi manera y repitió en 2004 como coreógrafa y bailarina invitada en Pasión y Ley, de la mano de Antonio El Pipa.

En este nuevo espectáculo, Lola, junto a su hermana Carmen y a Francisco Velasco, rinde un sentido homenaje a Tía Norina (Norina Greco, recientemente fallecida) con la inclusión de fragmentos de La Traviatta, grabados por la cantante en el Metropolitan de Nueva York en 1941. Además, el espectáculo incluye «piezas clásicas que hemos estudiado durante toda la vida, básicas en la danza: guajiras, tarantos...».

Lola Greco, de estirpe bailarina y bailaora, defiende que «el clásico español puede tener la misma magia que el flamenco pero hay que hacerlo muy bien y con mucho respeto». La artista definió su obra con tres claves: «En al goyesca me presento lánguida; en La Traviatta, moderna, y en la farruca intento convertirme en esto», y se abraza con pasión al cartel del Festival de Jerez.