Vuelta de Hoja | Previsores del futuro
Si fuésemos capaces de prever el pasado habría menos remordimientos, pero sólo estamos diseñados para ver venir el futuro, que es un toro corniveleto que apenas asoma la oreja. Los griegos decían que está en las rodillas de los dioses, cosa que explica sus frecuentes lesiones de menisco, pero de verdad nadie conoce su alojamiento. «Sentado en la escalera, esperando el porvenir, pero el porvenir no llega», dice la copla. En otras ocasiones llega antes de tiempo, cuando todavía es presente. ¿No nos estará sucediendo eso ahora? Estamos enturbiando los días venideros por miedo a los que vendrán. El pesimismo es una de las fórmulas más seguras que tienen los adivinos para hacer profecías, en la seguridad de que van a equivocarse muy poco, pero ahora existe una cierta exageración. Gane quien gane las elecciones, tendremos una ventaja suprema: que nos la ha ganado el otro. Eso impedirá que la trifulca cese y al partido al que le sonría la victoria, aunque la sonrisa sea una mueca, se dedicará a gobernar, en vez de a pelearse.
Actualizado:La economía es lo que más importa y hay que seguir llamándoles estúpidos a quienes la desatienden. El tiempo que se emplea en hacer digestiones satisfactorias no suele dedicarse a organizar algaradas. Los manteles sustituyen a las pancartas. Ahora las Cajas de Ahorros (CECA) para los íntimos, advierten con su acreditado buen criterio que se prepare el sector bancario para la morosidad que viene. Al parecer se divisa en el horizonte, ya que la lontananza empieza a estar cercana. En los comercios de tejidos y confecciones no van a faltar clientes que se encarguen ropa adecuada para ataviarse de cobradores del frac. No se pueden perseguir acreedores por las bocacalles vestidos con una chaqueta de sport. También es necesario reservar algún dinero para encajar la morosidad. Eso de decir «a mí también me deben» no sirve.